Cruz (sello, la imagen del santo) y cara (crucifijo y letras) de la Medalla
– Madelagammol, joven de 18 a 20 años, estaba sorda desde hacía seis años; cada vez que comía otra cosa que no fuese arroz sus oídos le supuraban. Desde el primer día que salpicó el agua de la medalla en sus oídos, cesó la supuración en el oído derecho y comenzó a oír mejor de ese lado. Siguió aplicando el mismo remedio durante varios días y la supuración también cesó en el lado izquierdo; actualmente oye perfectamente con el oído derecho, pero el izquierdo sólo se curó a medias, queriendo Dios que de este modo guardara el recuerdo de su estado anterior.
– Las enfermedades de la vista, con el sol de la India, adquieren una intensidad que las vuelve temibles, sobre todo en los niños. Dos pequeñas paganas que sufrían esas enfermedades fueron curadas instantáneamente, al lavarles los ojos con agua de la medalla.
– Lo que hace especialmente querida la medalla de San Benito entre los hindúes, es el poderoso socorro que les presta contra uno de los mayores flagelos de la región, la picadura de insectos o serpientes. Mariannen, picado una tarde por un pouram, insecto muy venenoso, pasó toda la noche gimiendo de dolor; sentía el pecho oprimido y tenía la espalda hinchada. Pero se sintió perfectamente curado cuando las partes doloridas fueron friccionadas con agua de colonia pura, en la cual había sido sumergida la medalla.
– Noyegam había sido picado por una terrible serpiente, cuyo veneno, cuando no mata en pocas horas, deja la vida en peligro durante unos cuarenta días y además exige mucho más tiempo para una cura que no siempre es completa. Tres años después de haber sido mordido por esa cobra, Noyegam seguía teniendo una fiebre que nunca lo había abandonado del todo; la pierna todavía continuaba hinchada y casi sin sensibilidad, a tal punto que, cuando lo picó un escorpión, ni siquiera sintió el dolor; sufría continuos dolores de cabeza y de cuello; sus miembros, sin fuerza, no le permitían ningún esfuerzo duradero. Al cabo de tres años, se presentó en ese estado al misionero. Éste le dio a beber el agua de la medalla, recomendándole que la tomara y se friccionara las partes doloridas, lo que hizo el mismo día antes de acostarse. Esa noche la fiebre lo dejó, desapareció la hinchazón de la pierna, sintió el cuello y la cabeza aliviados, y todo el cuerpo retomó su estado normal. “Es notable, escribe el misionero, ningún veneno resiste al agua que entró en contacto con esta medalla, y cualquier veneno pierde efecto en los lugares tocados por esa agua”.
– La picadura de escorpión causa un dolor indescriptible; la calma y el sueño sólo vuelven al paciente muchas horas después, y a veces luego de toda una noche o más de sufrimientos. Como esa región hindú está plagada de escorpiones, los casos de picaduras no son raros. Se emplean diferentes remedios para contrarrestarlas, con mayor o menor eficacia. Pero el gran remedio hindú es una “bendición” supersticiosa para hacer desaparecer el veneno; y hasta los mismos cristianos no tenían gran escrúpulo en adoptar tal procedimiento. La medalla de San Benito llegó providencialmente para cortar esas supersticiones. El agua tocada por ella cura instantáneamente el miembro dolorido, expulsando infaliblemente el veneno en algunos minutos. Desde que la medalla se conoce en la región, se dieron muchos casos de dicha aplicación y nunca falló. Por eso los hindúes la apellidaron “tèlou souroùbam”, la medalla del escorpión.
Fuente: La columna del hermano José.
Más datos en: Milagros de la Medalla de San Benito
como puedo descargar una medalla que me encontre de san benito de abad?? lo que pasa que se me esta haciendo de color negro y naranja, me la encontre en una iglesia
Es asombroso el poder de la medalla de San Benito,sentir esos milagros aumentan mi fé y e empesado a practicar con las oraciones que usted a tenido la gentileza de enviarnos,y hoy estoy con más fuerza para seguir adelante.El Templo de la luz no tenemos dudas que son iluminados por Dios.Todos los días doy gracias a Dios x haberles encontrados,una vez más les digo que los siento muy cerca mio, muchas gracias.Un abrazo muy atte, Ofelia Abad.