Un maestro de oriente vio cómo una serpiente estaba muriendo quemada y decidió sacarla del fuego, pero cuando lo hizo, la serpiente le picó.
Como reacción al dolor, el maestro la soltó y el animal cayó de nuevo en el fuego, quemándose otra vez. El maestro intentó sacarla otra vez y la serpiente le volvió a picar. Alguien que estaba observando se acercó al maestro y le dijo:
-¡Disculpe, pero usted es muy terco! ¿No entiende que todas las veces que intente sacarla del fuego va a picarle?
El maestro respondió:
-La naturaleza de la serpiente es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Entonces, con la ayuda de un pedazo de hierro, el maestro sacó a la serpiente del fuego y por fin salvó su vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace algún daño, no pierdas tu esencia, sólo toma las precauciones oportunas.
Algunos persiguen la felicidad, otros la crean.
Preocúpate más de tu consciencia que de tu reputación. Porque tu consciencia es lo que tú eres y tu reputación es lo que piensan los demás que eres.
Lo que piensan los demás no es tu problema. Es problema de los demás.
EL TEMPLO DE LA LUZ INTERIOR 