Somos seres tripartitos. Somos un espíritu, vivimos en un cuerpo y tenemos un alma.
Nuestra alma está formada por nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones.
Satanás, el adversario, el enemigo, busca tener el alma.
Siempre se dice, cuando se habla de pactos y cosas así, que el diablo trata de que le vendamos el alma.
Nunca se refiere al espíritu, nuestra verdadera esencia, porque sabe bien que no lo puede tener; pero sí busca continuamente, casi con desesperación, tener nuestra alma.
Sabe que si lo consigue, nos tiene a nosotros, ya que tiene nuestra alma y así le es fácil tener también nuestro cuerpo.
El Maligno no puede poseer ni dominar nuestro espíritu, porque éste pertenece sólo a Dios; pero sí puede controlar nuestra mente, nuestra voluntad y nuestras emociones, haciéndonos caer en la tentación, que es su principal objetivo.