
En el mundo o plano astral se encuentran las energías de una frecuencia superior a la materia. Es un mundo paralelo al nuestro, en el que existen distintas entidades o estructuras energéticas con conciencia propia: elementales, seres de luz, espíritus de fallecidos…
En la zona más baja de este mundo astral, están las entidades de más baja frecuencia de energía: larvas, parásitos astrales, cascarones, entidades oscuras y sombrías poco evolucionadas, etcétera.
El bajo astral es el plano más cercano a nuestro mundo material de tres dimensiones y por tanto, el más peligroso porque si no estamos bien preparados al acceder a él (o al intentar contactar con sus habitantes desde este plano terrenal, casos de canalizaciones o mediumnismo), los riesgos de contagiarnos de esas entidades negativas son muy altos.
El mundo astral tiene sus propias jerarquías y normas de conducta. Una de las principales reglas que se debe seguir, de obligado cumplimiento porque de lo contrario las consecuencias y peligros son grandes, es la de evitar molestar, hablar o acosar a espíritus o entidades que no desean comunicarse contigo.
En el caso de intentar el contacto o la comunicación con espíritus de fallecidos, la regla anterior no rige y no es tenida en cuenta cuando ese contacto ha sido solicitado por los familiares del difunto o difunta, pero siguen existiendo limitaciones.