
Las brujas no necesariamente han de ser viejas y feas. Antaño se decía que el diablo escogía a sus colaboradoras entre las mujeres más jóvenes y hermosas. Así al menos lo interpretó el escultor francés Víctor Ségoffin (1867-1925), autor de la escultura de bronce que ilustra estas líneas, que se halla en el museo de este artista en Francia y que representa a una atractiva ‘sorcière’.
