Algunas consideraciones sobre el Infierno (1)

Ilustración: Detalle de la obra «El Juicio Final», del pintor alemán Hans Memling, óleo sobre tabla pintado en el período 1466-1473

No existe ninguna contradicción entre la infinita misericordia de Dios y la existencia del Infierno: cuando el hombre escoge egoístamente elevarse por encima de Dios, preferirse a Dios, ser el dios de sí mismo, simplemente es respetado por el Creador, que ratifica la libre voluntad del hombre y, acogiendo su voluntad, lo mantiene alejado de Él. El Infierno es obra del hombre, no de Dios.

El pecado existe, el hombre es tentado por su debilidad debida al pecado original que lleva dentro: quiere el bien, pero escoge el mal. La misericordia de Dios es infinita y perdona todo pero, siempre y cuando, se perciba nuestra condición de pecadores. Por eso se dice que Dios ama y salva a los humildes.

Al Infierno no nos mandan: vas tú solo, porque tú eliges estar ahí. El Infierno es querer alejarse de Dios porque no quieres su amor. Ese es el Infierno. Va al Infierno sólo quien le dice a Dios: “No te necesito, me las arreglo yo solo”, como hizo de hecho el diablo.

En el análisis de la existencia del Infierno, nos pasa lo mismo que con el demonio y la no aceptación de la existencia de éste. A Satanás, el Adversario, le conviene la ocultación, para facilitar mejor su labor; pero el Infierno existe, está ahí.

El Señor nos ha dejado clara constancia de la existencia del  Infierno. Si del Cielo se habla poco, del Infierno se habla aún menos. Y al respecto hay errores muy difundidos: unos creen que el Infierno no existe. Otros creen que sí existe, pero que allí no va nadie, aduciendo que Dios es infinitamente bueno, pero olvidándose de que también es infinitamente justo y de que el mismo Jesucristo nos habló en varias ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos.

De hecho, la existencia del Infierno es de los dogmas de nuestra fe que presenta mayor número citas que lo sustentan. En los textos de la Sagrada Escritura está reseñado el Infierno, que por cierto aparece con diferentes nombres, tales como abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, lugar de tinieblas, gehena, muerte segunda, fuego inextinguible… y varios más.

El Infierno forma parte, junto con el Cielo y el Purgatorio, de las opciones que nos esperan para la otra vida. Aunque como sabemos, del Purgatorio se sale para ir al cielo, pero del Infierno jamás se sale, es eterna su permanencia en él. Decía San Agustín que: «Todo lo que tiene fin, es siempre breve». Pero el Infierno carece de fin. Dante Alighieri, en su inmortal obra “La divina comedia”, relata que en el Infierno hay un reloj que no marca las horas y sólo tiene un péndulo que constantemente señala: Nunca, Jamás.

(Continuará)

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