Ciudad del Vaticano. El favorito de los católicos liberales y defensor de la inclusión y el perdón, el Papa Francisco, difícilmente se asocia con la idea del fuego y el azufre.
Después de poco más de un año en el trono de San Pedro, las enseñanzas de Francisco sobre Satanás ya son consideradas de la vieja escuela, al menos desde Pablo VI, cuyo papado en 1960 y 1970 adoptó plenamente el concepto de que las fuerzas infernales conspiraban para condenar a la humanidad.
Los teólogos y conocedores del Vaticano refieren que el Papa no sólo cita más a Satanás en los sermones y discursos que sus recientes predecesores, sino que también intenta reavivar la imagen del diablo como un ente sobrenatural con las fuerzas del mal a su disposición.
El año pasado el Papa exorcizó a un hombre en una silla de ruedas que afirmaba estar poseído por el demonio, lo que se vio como un acto de limpieza. Meses más tarde, elogió a un grupo considerado por algunos como los locos de la Iglesia Católica Romana -la Asociación Internacional de Exorcistas- para “ayudar a las personas que sufren y tienen la necesidad de liberación”.
Desde su fundación, la Iglesia ha mostrado la existencia del diablo. Pero en las últimas décadas los sacerdotes y obispos progresistas, particularmente en EU y Europa, se han referido a Satanás en términos más alegóricos.
Fuente: eleconomista.com.mx
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