El gnosticismo del siglo XXI

En ocasiones escuchamos mencionar la palabra Gnosis y muchos creen que se trata de una secta ya extinta, sobre la cual únicamente encontraremos información en viejos textos esotéricos. Este conocimiento es muy antiguo y existe desde antes de la era cristiana. En su momento fue muy respetado y de aquí, el cristianismo tomó sus primeras bases para consolidar su imperio. Una vez logrado su objetivo, hizo hasta lo imposible por eliminar y hacer desaparecer todo vestigio gnóstico.

Aun así, el conocimiento gnóstico permaneció prácticamente en el olvido. Algunos de sus seguidores tuvieron que huir para resguardar su integridad física; otros, prefirieron adherirse a la nueva religión y de esta manera se mantuvieron a salvo sin necesidad de huir a tierras desconocidas.

Veinte siglos han transcurrido desde este cambio en el aspecto religioso y la Gnosis vuelve a surgir en nuestro medio, reformada, ya que los tiempos que vivimos distan mucho de hace dos mil años. Encontramos que el conocimiento ha cambiado a tal grado que son pocas las cosas que quedan actualmente en relación con su disciplina milenaria.

Gnosis significa conocimiento y toda persona que lo posea es gnóstica. Un gnóstico es un estudioso e investigador de la verdad y todos los grandes hombres, sin importar las siglas que representen, si tienen conciencia despierta es porque han hecho a un lado el fanatismo y se han convertido en verdaderos gnósticos.

En cierta ocasión, cuando de una manera maliciosa el teólogo brasileño Leonardo Boff le preguntó a Su Santidad Tenzin Gyatzo, XIV Dalai Lama, sobre cuál era la mejor religión, éste respondió: «La mejor religión es la que te acerca más a Dios, al infinito. Es aquella que te hace mejor». Ante tan sabia respuesta, el teólogo pregunta: «¿Y qué es lo que me hace mejor?, obteniendo por respuesta: «Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético. La religión que consiga hacer eso de ti, es la mejor».

Ante esta respuesta tan sabia del líder espiritual del budismo de Tíbet, nos damos cuenta que ninguna religión es superior a otra. Todas son perlas preciosas engarzadas en el hilo de oro de la divinidad. Todas cumplen una hermosa misión y ésta viene a ser la de regenerar al ser humano ante la divinidad.

La Gnosis no es una religión, viene siendo una logia, una escuela filosófica de esas que existieron en lugares como China, Egipto, Grecia, México antiguo y Roma. En estos lugares asistían los profanos, con la intención de ser admitidos en esos misterios donde el director era un verdadero maestro de misterios mayores, con poderes sobre los elementos de la naturaleza y con el poder que le otorga la sabiduría a gente que trasciende sus bajas pasiones.

Actualmente, a las filas del gnosticismo moderno pueden ingresar personas sin distinción de sexo, credo, edad, ideología política o religiosa. La Gnosis es un religare (unión) de lo que viene siendo la religión. No está peleada con ninguna institución, sea cual sea. Tiene hermosos conocimientos, pero el hilo negro de la Gnosis lo encontramos en sus dirigentes, seres humanos con todos los defectos que mezclan con sus propios intereses.

(Extractos de un artículo de Frank Barrios en Diario de Xalapa).

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