Los médicos que tratan personas con depresión, una de las enfermedades mentales más comunes y costosas del mundo, deberían indagar en la infancia de sus pacientes antes de realizar una prescripción, ya que un antecedente de abuso infantil tiene gran impacto en su enfermedad y capacidad de recuperación.
Según apareció publicado en la prensa hace unos meses, un grupo de investigadores que realizaron un análisis combinado de 26 estudios que incluían a más de 23.000 personas, hallaron que aquellas que habían sufrido maltrato en la niñez eran dos veces más propensas que quienes habían vivido infancias normales a desarrollar depresión persistente y recurrente.
Las personas que habían vivido infancias estresantes o con episodios de abuso sexual, son menos propensas a que los medicamentos o el tratamiento psicológico surtan efecto, según indicó el análisis; lo que sugiere que los médicos y expertos deberían buscar nuevas formas de terapia y de intervención temprana.
La investigación demuestra que la prevención y las medidas de intervención tempranas sobre el maltrato infantil serían claves a la hora de prevenir este importante problema de salud global.
La depresión es una causa importante de mortalidad, discapacidad y carga económica en todo el mundo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para el 2020 será el segundo mayor contribuyente a la carga de enfermedad global en todas las edades.
Alrededor de uno de cada 10 niños está expuesto a maltrato en el mundo -incluidos el abuso psicológico, físico o sexual y el rechazo- y como resultado pueden surgir anormalidades en zonas biológicas particularmente sensibles al estrés, como el cerebro y el sistema inmune, explican los investigadores.