La Nueva Era (New Age) tiene sus raíces en la «Sociedad Teosófica» fundada en 1875 en New York por una rusa, Helena Blavatsky, básicamente espiritista, quien dice haber recibido sus enseñanzas de unos «seres espirituales especiales» o «maestros ascendidos».
La Teosofía es la creencia o pretensión de tener conocimiento místico directo de la «divinidad», sobre ésta y el mundo, mediante doctrinas y prácticas secretas, esotéricas, ocultistas. La «Sociedad Teosófica» es una mezcla de ocultismo y misticismo oriental, básicamente lo que es hoy la Nueva Era.
Pero es Alice Bailey (1880-1949), tercera presidenta, quien es considerada la «suma sacerdotisa» de la «Sociedad Teosófica». Ella funda la empresa «Trust of Lucifer» (La Verdad de Lucifer, hoy llamada «Lucis Trust» para disfrazar/ocultar su relación directa con el ángel caído) y, como médium espiritista, decía recibir mensajes de un cierto «maestro de sabiduría» muerto, un tibetano.
En numerosos escritos de esta «Sociedad Teosófica» aparecen los mensajes del espíritu demoníaco. Estos escritos forman una especie de «Plan» al cual se le dio carácter secreto entre los seguidores. Este «plan», que es el «Plan de la Nueva Era», incluye un gobierno mundial y una sola religión mundial. El Plan debía permanecer oculto hasta 1975, año en que sería sacado a la luz pública.
¿»Seres espirituales»? ¿»maestros ascendidos»? ¿»La Verdad de Lucifer»?
Hace dos mil años, San Pablo ya nos había advertido de estos peligros, cuando en sus cartas a los Efesios (6:12), escribió: «Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestiales».
Prácticamente en todas las «enseñanzas» de la Nueva Era está presente la influencia en sus seguidores, unas veces sutil, otras veces descarada, del espíritu del Mal, Lucifer. De ahí que se hable tanto de «envolverse en la luz», «irradiar luz», etc.
Son realidades que muchas personas no quieren ver, por comodidad o porque les es más fácil y cómodo mantenerse en la ignorancia.
EL TEMPLO DE LA LUZ INTERIOR 