«Los demonios son expertos en tecnología y envían mensajes de texto a sus víctimas»

El exorcista estadounidense, monseñor Stephen Rossetti, afirma que los demonios son expertos en tecnología y envían mensajes de texto a sus víctimas.

Este era el Maligno, muy bien.
Mientras Monseñor Stephen Rossetti observaba al hombre frente a él, vio que sus ojos azules se volvían amarillos y las pupilas se encogían hasta convertirse en meros puntos. Parecían, dijo Rossetti, exactamente como los ojos de una serpiente sibilante.
Pero el monseñor sabía lo que realmente era: la apariencia alterada del hombre lo convenció de que el hombre estaba poseído por un demonio.

En otra ocasión, los ojos de un hombre se volvieron negros como el azabache, recordó Rossetti. “Esto no suele suceder, pero cuando sucede, es muy sorprendente, obviamente es demoníaco”, dijo.

La lucha contra las fuerzas demoníacas es un deber habitual para Monseñor Rossetti, un sacerdote católico que trabajó en dos parroquias de la diócesis de Syracuse durante cinco años. Ahora con sede en la diócesis de Washington, DC, él y su equipo realizan hasta 20 exorcismos cada semana, liberando personas y hogares de lo que él llama “demonios y maldad satánica”.

Y el hombre de 70 años le dijo a The Post que los exorcismos han “crecido exponencialmente” en la última década más o menos. Estados Unidos, atormentado por la discordia y una crisis moral, está “demoníacamente oprimido». “Creo que esto va a empeorar mucho antes de mejorar”, dijo.

Psicólogo licenciado y profesor asociado de investigación en la Universidad Católica de América, Rossetti cuenta sus 13 años de malas experiencias en el nuevo libro » Diario de un Exorcista Americano. Demonios, posesión y la batalla moderna contra el mal antiguo ” (Sophia Institute Press).

En él, Rossetti alega que ha visto demonios en acción: puertas que se golpean, televisores que se encienden y apagan espontáneamente, perros que aúllan sin control, víctimas que se comunican en idiomas antiguos que nunca aprendieron, incluso escupiendo objetos extraños como tuercas y tornillos. “Suceden cosas sorprendentes que no son humanamente posibles”, dijo.

El monseñor, quien también es presidente y fundador del Centro St. Michael para la Renovación Espiritual, una organización católica sin fines de lucro que supervisa las sesiones de exorcismo en el área de DC, dijo que aún no ha visto a ninguna víctima levitar o girar la cabeza como en el películas “El exorcista” o la nueva “El conjuro: el diablo me obligó a hacerlo”.

Pero, él cree firmemente, que ha sido testigo regular del mal diabólico. Recordando un exorcismo, Rossetti escribe sobre demonios que se manifiestan cuando él comienza a orar. “Estaban moviendo el dedo [de la mujer poseída] hacia mí y sacudiendo [su] cabeza”, recordó. “Había estado ordenando a los demonios que se fueran y la respuesta fue bastante clara: ‘¡No!’ ”

El monseñor se acercó e hizo contacto visual directo con la mujer. Sosteniendo un crucifijo a seis pulgadas de su rostro, gritó: » Ecce crucem Domine: fugite partes adversae » – Latín para «He aquí la cruz del Señor: huyan, poderes hostiles».

Mientras rociaba a la mujer con agua bendita, su cuerpo comenzó a tener espasmos. “En un exorcismo, los demonios se ven envueltos en una tortura sagrada que creemos que es peor que el fuego del infierno”, escribe Rossetti. “Estaban retorciéndose de dolor”.

A veces, los demonios le provocan angustias físicas. Rossetti recuerda en su libro un caso en el que inició las oraciones de liberación por una leve posesión demoníaca de un hombre de mediana edad. “Mi estómago sintió náuseas al instante, y la sensación de malestar rápidamente se extendió a mi cabeza y al resto de mi cuerpo”, recordó monseñor sobre el ataque del demonio contra él. “Todo mi ser se sintió golpeado espiritualmente durante toda la sesión”.

Y luego estaba la joven que se acercó a él después de que una cruz invertida apareciera «quemada» en su hombro. Al mismo tiempo, su padre estaba recibiendo mensajes de texto «sarcásticos» de demonios. “Los textos eran una diatriba demoníaca típica: ‘Ella nos pertenece’”, dijo Rossetti.

Rossetti dijo que los mensajes parecían provenir del número de teléfono de la mujer. Sin embargo, tras una cuidadosa investigación, Rossetti insistió en que no había pruebas de que ella hubiera enviado los mensajes.

“Por cierto, varios exorcistas han tenido la misma experiencia, recibiendo mensajes de texto de demonios, ¿y por qué no?” dijo Rossetti. “En el pasado, se metían con la electrónica: televisores y luces que se encendían y encendían solos. Ahora se meten con los celulares”.

Sin embargo, la mujer tenía más de qué preocuparse que los mensajes del infierno. “Cuando era niña, el padre la dedicó a Satanás”, dijo Rossetti. “Si alguien es lo suficientemente pervertido como para unirse a un culto satánico, entonces no es exagerado imaginarlo ofreciendo a sus hijos a su ‘dios’. ”

A medida que la joven creció, encontró su camino hacia la fe católica en busca de consuelo y consuelo. “A los demonios no les gustó eso”, dijo. “Y la reclamaron quemándole esa cruz en el hombro. Entonces comenzó la batalla espiritual”.

Luego, dice, siguió una batalla épica de seis meses con Satanás. Rossetti y su equipo —incluido, en ocasiones, otro sacerdote y varios fieles católicos como apoyo— se embarcaron en una guerra santa para liberar a la angustiada mujer.

En cada sesión, Rossetti recitaba: “Te reclamo para Cristo Nuestro Salvador por la señal de la Cruz”. La mujer respondería: “Yo pertenezco a Jesús”. Y cada vez, fue el mismo resultado espeluznante. “Satanás quemó una cruz en su [piel] muchas veces hasta que finalmente fue expulsado”, recordó Rossetti. (Los crucifijos desaparecerían después de cada instancia).

“Afortunadamente, esta mujer ha sido liberada recientemente por el poder de Cristo”, dijo Rossetti. “Fue una pelea fea, y no quiero volver a pasar por eso”.

Rossetti fue nombrado exorcista diocesano por su obispo en Washington. Según su relato, “la Santísima Virgen me eligió” para el trabajo. Se formó en Roma y en los EE. UU. con un exorcista senior y ha estado involucrado en muchos cientos de exorcismos desde 1999.

En cada uno, a menudo realizado en un espacio privado en una iglesia, viste su ropa clerical con una estola morada, un antiguo símbolo de autoridad de la Iglesia, sobre sus hombros. “Los demonios odian la estola y siguen diciéndome que me la quite, lo cual no hago”, dijo Rossetti. También blande un crucifijo benedictino adornado con una «fórmula exorcista» en latín,  «Vade Retro Satana «, en la parte posterior, traducción: «Ponte detrás de mí, Satanás». [N. del TLI: En realidad la traducción correcta es: «Retrocede, Satanás»]

El agua bendita es fundamental. “Usamos una botella grande y rociamos con ella”, dijo Rossetti, y agregó que los poseídos a menudo vomitan espuma blanca cuando el agua los toca.

En cuanto a la opinión de sus hermanos, el arzobispo de Nueva York, Timothy Cardinal Dolan, describió el libro: “¡Esclarecedor y oportuno!”.

Monseñor admitió que muchos de los que piensan que están “poseídos” u “oprimidos” por demonios, de hecho, sufren enfermedades mentales. Pero ha visto lo suficiente para creer.

Cuando era un joven seminarista en la universidad, Rossetti tuvo su propio roce con el mal cuando estaba a punto de quedarse dormido una noche. De repente experimentó una “fuerza increíble. Rápidamente me sentí abrumado pero sin manifestación física”. Rossetti concluyó que era solo una cosa: un “ataque demoníaco”. Saltó de la cama y se abalanzó sobre sus rosarios. “En el momento en que toqué las cuentas de mi rosario, este ataque se detuvo”.

Y Rossetti tiene un consejo para mantener alejados a los demonios: “Le digo a la gente, pongan crucifijos en su casa, agua bendita en una fuente en su casa, estatuas religiosas alrededor de la casa y recen su rosario. Esa es tu protección”.

Por John Aidan Byrne – The New York Post