«Espera en Dios, y obra bondad, dice el Salmista. Todas las criaturas desfallecen: todas faltan al mejor tiempo, por lo qual es vanidad poner en ellas tu esperanza. Si en los hombres confias, muchas veces te hallarás engañado, porque despues de buen servicio, suelen dar mal galardon.
Siempre da vueltas el mundo; y dado caso que siempre prives, eso aprovechará muy poco , quando pasares por el trance de la muerte. No esperes, ni estribes en un báculo de caña y quebradizo, qual es el hombre mortal.
En el Salmo está escrito: Bienaventurado el hombre que espera en el Señor. Bienaventurado el que con todo su corazón ama al Señor, y pone su esperanza en él, porque le librará en el tiempo de la angustia.
En todo tiempo, así en la adversidad como en la prosperidad, debes poner toda tu esperanza en Dios, y esforzarte, y no temer cosa alguna del mundo, pues es Dios tan bueno, que está aparejado a ayudarte, y tiene voluntad de darte su gloria».
Nota.- Este fragmento es de un libro que leí y releí en mis años de Seminario y del cual tengo la fortuna de conservar un ejemplar en mi biblioteca. Se trata de la obra «El Tratado de la Vanidad del Mundo, con las Cien Meditaciones del Amor de Dios». Autor Diego de San Cristóbal. Impreso en Madrid, 1785.
EL TEMPLO DE LA LUZ INTERIOR 