Falsos médiums se arriesgan a ser parasitados por malos espíritus

Es triste que muchas personas, por no leer, por tener poca cultura, por ser muy crédulas y/o por fiarse a ojos cerrados de lo que la pantalla les pone ante los ojos, sean tan fáciles de engañar.

La gente no sabe, por poner sólo un ejemplo, qué es el efecto Forer, un truco muy practicado para engañar. Muchos no saben que para ser un o una médium de verdad hay que prepararse durante años enteros y estudiar muchísimo, y tener muchas precauciones.

Precauciones, sí. Porque con los espíritus y con el mundo astral no se juega, ni es algo que pueda tomarse con tanta liviandad como hacen algunas personas.

La mediumnidad y la videncia auténticas, no las de show televisivo (lo he dicho y escrito en varias ocasiones), son dones o cualidades que, si se emplean sólo para obtener un lucro económico (¡y vaya lucro, por los valores que me cuentan!), antes o después terminan volviéndose en contra de quien o quienes los ejercen mal.

Eso pasó con la falsa médium británica Anne Germain, cuyos trucos en España al final fueron descubiertos y denunciados; se dejó de hablar de ella, se le acabó el «negocio», pero para entonces ya se había llenado los bolsillos con miles de euros a costa de incautos y de todos los que en su día creyeron que realmente ella se podía comunicar con los muertos.

Esta otra señora que dice ser médium y que aparece (aparecía) en la TV abierta chilena, no niego que pueda tener alguna cualidad como tarotista, pero no la de médium, ni de vidente, ni de contactada.

Y en todo caso, si hace mal uso de las capacidades y dones de los médiums, si se presta para jugar con los sentimientos de las personas con tal de que el programa del canal donde aparece tenga audiencia; y si en su consulta privada abusa de esta manera con los millonarios valores que de buena fuente sabemos que pide, no sabe realmente en qué pantanosos terrenos lleva tiempo metida.

El riesgo de esas canalizaciones, realizadas de esa manera tan ligera como imprudentemente, es el de la parasitación, el contagio e incluso la posesión por parte de espíritus y entidades negativas del bajo astral.

Aunque ella pretenda ignorarlo, esa parasitación y esa contaminación espiritual, en su caso son ya una realidad. Está poseída por malos espíritus.

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