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No tengo intención de entrar en una polémica existencial, ni mucho menos. Pero me planteo, y les planteo a ustedes, esta cuestión:
Ante todo este extenso mundo de las ciencias ocultas, las mancias, los sistemas de adivinación, la magia, la brujería… ¿somos realmente capaces los seres humanos de asimilar y soportar tales conocimientos, si no nos conocemos ni siquiera a nosotros mismos?
Si observamos de qué manera hemos devastado nuestro planeta, las guerras sin sentido, el poder desmedido de unos sobre otros, los abusos y violencia contra niños y mujeres, la prepotencia frente a los animales extinguiéndolos o maltratándolos, las dudas son inevitables…
¿Será esa la razón tan poderosa por la que Yahveh (Jehová, Dios) echó del Paraíso a Eva y Adán, porque comieron la fruta ‘del árbol del bien y del mal’ o del árbol ‘del Conocimiento’, y porque el Creador (o creadores) se dieron cuenta de que al hacer eso, el ser humano había transgredido una regla esencial y no estaba preparado para asimilar y entender tanto conocimiento?
Según leemos en Génesis 3: 22: «Enseguida Yahveh Dios dijo: ‘Ahora el hombre ES COMO UNO DE NOSOTROS, pues se ha hecho juez de lo bueno y de lo malo. Que no vaya también a extender su mano y tomar del Árbol de la Vida, pues viviría para siempre’…»
Da mucho que pensar, ¿verdad?