
Gran Dios, por quien todo se ha librado,
líbrame siempre del Mal.
Gran Dios, que concedes tu consuelo
a todos los seres,
concédemelo a mí también.
Gran Dios, que socorres y ayudas
a todo aquel que lo necesita,
ayúdame y socórreme,
en todas mis necesidades,
mis penalidades, mi trabajo, mis estudios,
mi salud, mi equilibrio sentimental,
emocional y espiritual.
Aparta de mi camino todas las trabas
y obstáculos que puedan presentarse.
Líbrame también de las trampas y emboscadas
que me puedan hacer mis enemigos,
tanto los visibles como los invisibles.
Líbrame asimismo, Gran Dios,
de toda afección, de toda perturbación,
de todo contagio o daño espiritual
que pueda yo estar padeciendo
por cualquier causa.
Tu hijo (a) xxxxx (nombre de quien reza)
se inclina ante Ti y humildemente espera
que le concedas, ahora y siempre,
tu amparo y tu protección.
Que así sea. Amén.
_______________________________
Con todo gusto les comparto hoy esta oración de protección, que traduje de un viejo libro en latín y que -al menos para mí- ha sido en todo tiempo y sigue siendo muy efectiva.
Que el Gran Dios, Padre y Creador de todos nosotros, les bendiga y cuide siempre. Más ahora en estos tiempos de tribulación.