
El miedo a la posesión o parasitación es uno de los mayores peligros de los viajes astrales.
Cuando comenzamos la proyección astral, es probable que emerjamos a uno de los planos inferiores. Muchos expertos en el tema afirman que estos planos están habitados por demonios o espíritus malignos, que pueden controlar un cuerpo cuando estemos ausentes.
Es por este motivo que se recomienda tomar medidas para protegerse contra cualquier entidad hostil que nos podamos encontrar en el estado astral.
Algunas de estas precauciones incluyen imaginar una luz blanca o de oro alrededor de nuestro cuerpo astral, pidiendo a los espíritus protectores o guías que nos ayuden.
Normalmente se puede saber si una presencia o espíritu es malévola por su aura, que puede ser oscura, confusa, o simplemente con una “mala vibración”.
Pero también hay que dejar claro que estas entidades no nos pueden dañar, a menos que se les invite a hacerlo.