
Hay determinados lugares donde la presencia de espíritus errabundos o de entes perdidos y desorientados es más frecuente y notoria que en otros sitios. Y no me estoy refiriendo a los cementerios.
Me ha pasado en varias ocasiones, por ejemplo, percibir y sentir entidades en las inmediaciones de algunas botillerías o lugares de expendio y consumo de bebidas alcohólicas.
Un par de veces, incluso, alguno de esos espíritus se me ha manifestado con muestras notorias de ira y violencia.
Ello me permite aventurar que, probablemente y de alguna manera que aún no sé explicar, los vapores alcohólicos afectan e influencian también a los entes espirituales que ya no tienen cuerpo físico.
Este tema de los espíritus o entes demoniacos atraídos por los efluvios del alcohol (bebidas ‘espirituosas’), es un tema serio, de ninguna manera para tomarlo a broma o hacer chacota. Lo considero digno de ser estudiado y analizado con más profundidad.