Meditar no es canalizar

Hay personas que confunden la meditación con una especie de «entrada en trance», estado a través del cual creen, alegremente y sin informarse o prepararse como corresponde, que pueden ‘invocar’ o canalizar determinados santos, o incluso (algo lamentablemente muy en boga hoy en día, dentro de todo este tinglado comercial de la Nueva Era), pedir la intercesión de los ángeles para prácticamente cualquier cosa.

Queremos dejar muy claro que la meditación, en su modalidad de meditación cristiana contemplativa, es orar a Dios o a los santos pidiendo que intercedan por nosotros ante el Padre Celestial. No se trata en modo alguno de canalizarlos a ellos. La diferencia es que no los estamos invocando, sino rezando con ellos.

En cambio, un canalizador o ‘channeling’, está invitando a un espíritu para que entre en su cuerpo y que hable a través del mismo; es decir, está siendo utilizado por dicho espíritu.

No se pueden canalizar santos ni ángeles. No podemos pedir a un santo o a un ángel, quien quiera que sea, que venga a nosotros y que utilice nuestra voz para que hable a través de nosotros. Un santo no hará eso. Puede parecer un santo (o un ángel), pero en realidad no lo será, sino algo o alguien mucho más peligroso.

Recuerden siempre que Satanás, junto con sus secuaces, es también un ángel de Luz, aunque caído en la Oscuridad; y como buen padre de la mentira, como el Gran Tentador que es, puede incluso llegar a imitar a Dios o a cualquier santo o ángel que se le ocurra, con tal de engañarnos y hacernos caer en su trampa. Incluso se puede llegar a pensar que es el mismo Dios. Pero Dios no se canaliza, ni los santos, ni tampoco los ángeles. Quien promueva o divulgue lo contrario, te está engañando.

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