Los traficantes han utilizado durante mucho tiempo la magia negra, conocida como yuyu, para empujar a las mujeres y niñas nigerianas hacia la esclavitud sexual en Europa y Asia. En marzo de este año, Ewuare XI, líder del Reino de Benin, en el estado nigeriano de Edo, invocó maldiciones sobre los sacerdotes que realizaban rituales de yuyu. De este modo el llamado oba de Benin espera que la prohibición de la magia negra suponga una nueva era para la justicia en la lucha contra el tráfico de personas en el país.
En este vídeo se recogen historias de aquellas que han sufrido la trata en sus carnes. Florence tenía 18 años y cantaba en el coro de su iglesia cuando el pastor asistente le dijo que su destino estaba en Europa. La violaron varias veces y la mandaron a Rusia, donde fue prostituida durante cinco años. El poder del yuyu marcó su vida todos esos años.
Betty ejerció la prostitución en Italia. Ella ya sabía que la vendían por sexo y admite que volvería a elegir esa vida porque de vuelta a casa, en Nigeria, su familia la ve como un «fracaso» porque ya no gana dinero.
Patience es una víctima y ahora es responsable de traficar a muchas chicas jóvenes. Dice que no tiene remordimientos; asegura que vendería a su propia hija aunque sea consciente de cómo sufren las niñas.
Los autores del vídeo son Adaobi Tricia Nwaubani, Kagho C. Idhebor, Valeria Cardi y Nicky Milne