
CASOS REALES VIVIDOS EN NUESTRO CONSULTORIO
Recién finalizado un ritual de liberación, nos detuvimos a observar cómo quedó una de las velas, la de sándalo. Se apagó a la mitad y quedó formando una especie de caperuza. Por eso sentíamos escalofríos e incomodidad en algunos momentos: había una presencia junto a nosotros. El paciente quedó libre, a Dios gracias, pero la entidad se quedó con nosotros en el consultorio, durante un buen rato. Algo, por otra parte, que no nos resulta nada extraño…