
Siempre recomendamos que en cada hogar haya al menos una mascota, sea gato o perro, o mejor todavía ambos.
Una de las razones principales es que estos animales tienen distintas, sorprendentes y casi mágicas cualidades, que los seres humanos no tenemos y, entre otras muchas ventajas, son muy útiles a la hora de detectar entidades, espíritus o presencias fantasmales en nuestro hogar.
Los gatos, por ejemplo, pueden ver las luces ultravioletas, que el ojo humano no puede percibir. Y cuando el gato siente la presencia de un espíritu o entidad demoníaca, comienza a actuar extrañamente y cambia su comportamiento casi inmediatamente.
Comienza a emitir ‘fuuus’, bufidos y otros sonidos contra algo invisible, su pelo en la espalda se le eriza, e incluso maúlla a un volumen ciertamente alarmante y de una manera que no es normal.
Asimismo, los perros están más en sintonía con el mundo invisible que nosotros, y son capaces de detectar presencias inexplicables o invisibles o, por ejemplo, de predecir terremotos.
Los ojos de un perro detectan movimientos más delicados, su sentido del olfato es de mil a diez mil veces más sensible que el de un ser humano, y pueden escuchar frecuencias mucho más altas y a mayor distancia (ultrasonidos) que nosotros.
Cuando veas a tu perro que está ladrando a algo invisible, se esconde sin razón aparente o se rehúsa a entrar en una habitación en la que normalmente entra, posiblemente está detectando la presencia de un fantasma o espíritu en tu casa.
Nuestras mascotas nos avisan y nos ponen en alerta. Pero es importante destacar que, para protegernos con eficacia ante los ataques de las entidades espirituales, debemos recurrir a otros medios.
