Nos llegan noticias sobre peligrosas actividades que llevan a cabo miembros de ciertos grupúsculos o sectas satánicas, en las que buscan enganchar y atraer a jóvenes y adolescentes para, una vez en sus filas, someterles a toda clase de vejaciones, abusos, relaciones sexuales con el o los líderes e incluso «violaciones rituales».
Con el «atractivo» aliciente de poner a prueba sus «dones», esos sectarios -quienes siempre ocultan su real actividad bajo otras apariencias- llevan a fascinados y curiosos chicos y chicas (a quienes anteriormente han captado en determinados grupos o páginas de facebook u otras redes sociales) a tours nocturnos por los cementerios, a descensos por túneles oscuros, les hacen entrar dentro de ataúdes o sarcófagos vacíos, les piden recitar extrañas invocaciones…
E incluso (por si todo lo anterior no fuera suficientemente peligroso), les incitan a realizarse distintos «cortes rituales» en manos, brazos y piernas, como parte de un seudo-pacto de sangre satánico con el cual supuestamente adquirirán «poderes» y vivirán «inolvidables experiencias».
A este respecto, y para que sean ustedes bien conscientes de la gravedad de este asunto, publico a continuación un testimonio real que me hace llegar una mujer joven. Lo reproduzco con su autorización y, por supuesto, salvaguardando su identidad.
TESTIMONIO REAL
«Durante mi infancia viví experiencias que me marcaron y dejaron marcada de por vida, pero para la época de mi adolescencia me hicieron llegar a tomar decisiones bien erradas.
Conocí a un chico en el colegio, que posteriormente pasó a ser mi pareja, él venía de (XXX) y decía haber sido miembro de una secta en la que adoraban a Abaddon.
Cuento corto, comenzamos a jugar mucho a la ouija (yo ya jugaba de antes por simple curiosidad) y yo en determinada oportunidad me ofrecí para que quien quisiera me tomara para lo que quisiera hacer.
Dentro de ese tiempo mi depresión se tornó más grave, comencé a cortarme demasiadas veces por día (ya lo hacía de antes) hasta 100 cortes, profundos, grandes, con odio, con rabia hacia mí… Muchas veces sentía que me decían cómo debía recostarme luego de haberme cortado, para que la sangre escurriera… A veces la bebía, a veces llenaba hojas de cuadernos con ella, cosía mis brazos con hilo y aguja, dejaba de comer por días…
Los psiquiatras jamás se pusieron de acuerdo, de si era bipolar, o borderline…
Actualmente dicen que yo no tengo nada, pero gracias a lo que he podido leer por usted, sé que estas «cosas» no llegan y sólo se van sin más.
Y a veces hay ciertos cambios de ánimo en mí que noto, a veces de la nada me da una rabia incontrolable…
También en más de una oportunidad me vi al espejo y no me reconocía, mi expresión, algo en mis ojos… no eran los míos, así varias cosas más. Esos cambios son los que hacen que me desconozca y debo hacer esfuerzos por “volver a mí».
Constantemente me pregunto qué hay mal conmigo… Y decidí pedir su ayuda. Siento que esto es parte de mi pasado, uno muy doloroso que ahora sólo quisiera dejar atrás más que nada».
EL TEMPLO DE LA LUZ INTERIOR 