El efecto curativo de los sonidos

Grabado antiguo de mujer con un laúd

El efecto beneficioso de los sonidos fue ya estudiado en la antigüedad por Pitágoras, quien investigó las reacciones que despertaban ciertos acordes armónicos sobre el organismo humano.

Pitágoras elaboró varias secuencias sonoras que ayudaban a las personas a cambiar ciertas conductas y sanar sus emociones, inducir al sueño y hasta combatir el enojo y los miedos de aquellos que los escuchaban.

Los “Cantos Gregorianos” y sus tonos tan especiales tenían la virtud de impartir bendiciones espirituales cuando se cantaban en total equilibrio, pues cada frecuencia equilibraba la energía y mantenía cuerpo-mente-espíritu en una perfecta armonía.

Sin embargo, con el paso del tiempo tanto los cantos como las frecuencias de los cantos de los monjes Gregorianos se fueron perdiendo y la humanidad comenzó a olvidarlos. Hasta que el Dr. Joseph Puleo, médico naturópata y especialista en medicina herbácea comenzó a investigar a mediados de los años 70 sobre el tema de las denominadas “frecuencias Solfeggio”

Así, Puleo impuso nuevamente la creencia de que las vibraciones sonoras tienen un importante efecto sobre el comportamiento del cuerpo, la mente y del espíritu, abriendo toda una nueva etapa en el campo de las llamadas terapias de sanación.

Mujer con un cuenco tibetano

Terapias sonoras

Existen hoy diferentes teorías que defienden las propiedades medicinales de los sonidos de la música que aportan beneficios al cuerpo y al cerebro, ayudando entre otras cosas a reducir el estrés y fortalecer el sistema inmunológico.

Siendo que un 60% del cuerpo humano está compuesto de líquidos y éstos son particularmente receptivos a las ondas sonoras, la ciencia incorporó la idea que los sonidos pueden utilizarse como frecuencias vibratorias para curar, recuperar la energía y la motivación.

Existen sonidos que activan la energía y formas de infundir esa energía en los espacios de cualquier lugar para que cobren vida instantáneamente.

Crear sonidos alegres ayuda a sentirse más fuerte, animoso y optimista. La música alegre puede “barrer” energías malas asociadas a enfermedades.

Campana tibetana

Repicar campanas ayuda a transformar energías pesadas en más ligeras y proporcionar una atmósfera alegre.

Las campanas de viento ayudan a neutralizar la mala suerte.

La música tanto clásica como de meditación es la mejor opción para elevar la energía positiva y el espíritu, en el hogar y en el lugar de trabajo.

Los sonidos melodiosos ayudan a armonizar los ambientes y mejoran el estado de ánimo de las personas y hasta de los animales.

Los cuencos tibetanos activan las energías buenas y eliminan las malas atrayendo felicidad y armonía, ya que su especial vibración dispersa toda la carga negativa de los ambientes.

Los sonidos han sido utilizados por cientos de años. Desde las más antiguas culturas se han realizado cantos con flautas, maracas, tambores, arpas, etcétera.

Son muchos los instrumentos dedicados para este fin y con ello activar la protección y la energía, pero lo importante, sea cualquiera el método utilizado, es que se logre un sonido claro y armonioso para atraer la paz mental y el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.

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