Magia y seres maléficos en el Islam (2)

SEGUNDA PARTE

Seres sobrenaturales y maléficos

En la amplia relación de presencias no naturales que pueblan el mundo islámico figuran desde pequeños genios, casi familiares, que sólo cometen travesuras sin consecuencias y dan pequeños sustos, hasta los que se consideran realmente malos, con Iblís, el Diablo, encabezando esta larga serie.

El Corán, máxima expresión de la religiosidad musulmana, palabra divina revelada, contempla la existencia de tales seres, algunos de los cuales pueden tener contacto físico con las mujeres.

Todos ellos están bajo la autoridad divina. De manera muy general, podemos establecer tres grandes grupos: genios (yunún), demonios (sayatín) y ángeles (maláika). Los demonios viven en los infiernos, los ángeles en el Paraíso y los genios comparten la tierra con los hombres. Estos dos, genios y hombres, al final de sus días irán a vivir en el Infierno o en el Paraíso según hayan sido sus obras, eso en el caso de que sean musulmanes, porque los genios pueden serlo o no serlo.

Existe una teoría relativa a la creación del genio en la que se indica que su origen, el de los demonios y el de los ángeles fue el mismo: el fuego. Lo que los diferencia es que los ángeles fueron creados a partir de la luz de ese fuego, los genios de la llama y los demonios del humo.

Los seres que más daños pueden causar son el yinn, el ifrít, el ogro, los demonios, los hombres y mujeres extranormales, los seres marinos humanoides y algunos animales.Todos ellos presentan muchas afinidades y podrían englobarse dentro del concepto de yinn, con diversas peculiaridades.

Ibn`Arabi retoma la idea, que ya estaba presente en algunas exégesis coránicas, de que bajo el nombre yinn no se esconde una única categoría de seres, sino todo aquellos que son invisibles al ojo humano. Tienen como características generales la propiedad de transformarse en seres humanos de diverso sexo o edad, en animales (acuáticos, terrestres o aves), en seres monstruosos mitad humanos mitad animal, en fenómenos atmosféricos (vientos, tormentas, nubes), o en otros tipos de cosas incorpóreas (humo, fuego, polvo ).También tienen en común el ser mortales, con vida generalmente larga, el tener los dos sexos y poder reproducirse, aspecto que se extiende a su relación con los seres humanos. Siempre han servido en la sociedad musulmana para justificar fenómenos inexplicables por la lógica.

Hombre y yinn comparten espacio físico, por lo que la acción del yinn en la vida es muy fácil y, aunque en ocasiones puede ser benigno y amistoso, su relación es casi siempre peligrosa. Por eso, conviene evitarlo siempre que se pueda o, al menos, protegerse de él.

La morada de los diversos genios suele presentar similitudes en cuanto a tratarse de lugares apartados y, en ocasiones, relacionados con el agua, aunque en casos concretos se hable de palacios u otro tipo de viviendas. Es importante saber en donde viven y en donde actúan estos seres, porque así se ayuda a combatirlos.

El yinn

El yinn será el genio por excelencia, el ser sobrenatural más presente en el mundo islámico. Se considera como algo intermedio entre el hombre y el ángel, participando de las cualidades de ambos: con el hombre la necesidad de alimentarse y reproducirse; con los ángeles, el poder de desaparecer y aparecer con distintas formas.

Fue creado por Allah de una llama sin humo, aunque a veces se le atribuye un origen del agua, tal vez basado en su facilidad para convertirse en seres acuáticos y por el hecho de que existe un tipo de yinn específico a las órdenes de Salomón al que se le llama buzo o sumergido.

El Profeta muestra a sus compañeros y a sus contemporáneos una serie de creencias sobre el yinn que no ponen en peligro la creencia en un Dios único, y las integra en el Corán de modo que este libro afirma la existencia de tales seres. El hecho de que aparezcan citados en el Libro sagrado, hace que se les acepte dentro de la ortodoxa islámica.

Prescindiendo de las diversas teorías sobre la lengua de origen, en árabe el término yinn procede de la raíz yanna, que quiere decir cubrir, ocultar, dando así a este ser el significado de oculto, misterioso. En arameo y en otras lenguas existen raíces similares con un significado, así mismo, parecido, lo que hace que algunos estudiosos lleguen a la conclusión de que la figura del yinn pudiera ser de origen no árabe, probablemente introducida en su cultura en el último período preislámico.

Genios y bestias salvajes eran los únicos habitantes de los lugares apartados por los que el hombre no se atrevía a pasar. Ambos grupos llegaban incluso a confundirse, ya que el yinn podía adoptar la forma de animales; de ahí que los genios sean incluidos entre los hayawán, es decir miembros del reino animal, en la literatura islámica. Un hadíz nos cuenta que en un principio se llamó así a todo animal pequeño que pulula o repta y, tal vez, por eso es muy frecuente la referencia a yinn con forma de serpiente, seguramente el animal con el que más se le identifica.

En la Arabia preislámica se hablaba de estos seres como personajes misteriosos que no estaban hechos de carne y hueso, sino de vapor o de una llama y eran, normalmente, invisibles, aunque en algunas ocasiones pudieran ser percibidos. Era más fácil que se les pudiera oír o tocar. Según algunas teorías, se trataba de antiguos dioses paganos cuya idea pervivió en el Islam, al que fueron incorporados con la categoría de genios. Suelen vivir en el desierto, lugar misterioso del que surgen voces y presencias no determinadas.

Están dotados de inteligencia y de libre albedrío, comen y beben y pueden ser heridos y matados. Existen sociedades de yunún, con los dos sexos y, a menudo, tienen descendencia. Según Ibn`Arabí, la procreación entre los genios se realiza mediante el lanzamiento del aire en el útero femenino, por lo que su unión sexual es comparada a las espirales de humo que salen de las chimeneas.

También pueden tener parejas humanas, posibilidad que, en ocasiones, sirvió para justificar embarazados no deseados. Es tal su relación con el hombre se ha llegado a desarrollar la idea de que todo ser humano tiene mientras vive un doble entre los yunún.

(Continuará)

Autor: Camilo Álvarez de Morales – Escuela de Estudios Árabes (CSIC, Granada)

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