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Una de las formas más frecuentes de graficar al demonio de la mitología cristiana, en estatuas e ilustraciones, es como un ser que parece mitad humano y mitad animal, más específicamente, una cabra. Se trata de Baphomet, una figura que no siempre tuvo que ver con lo diabólico, entre varias más.
A diferencia de lo que se cree, en los relatos de la Biblia no se entregan demasiadas referencias sobre el personaje que conocemos como « Diablo» o « Satanás», sino que este se fue construyendo culturalmente a lo largo de la historia por la institución organizada que es la Iglesia.
Una de las representaciones que consideramos «satánicas» es la del personaje Baphomet, que si bien tiene un cuerpo humano, su cabeza se asimila a la de una cabra, por lo que quedó la idea de que en lo satánico existe una adoración a las cabras.

Baphomet es un personaje de los relatos míticos de la Antigua Babilonia y a él se fueron sumando otras representaciones de personajes presentes en las creencias paganas contra las que la Iglesia intentó exterminar o convertir al cristianismo, como, por ejemplo, el dios griego Pan, que representa lo salvaje y cuya apariencia es similar a la de una cabra.
Cuando el cristianismo comenzó a expandirse por Europa, otros elementos icónicos de las creencias de los pueblos ajenos al cristianismo se fueron añadiendo a la simbología satánica. De este modo, los fieles de la Iglesia veían en los pueblos originarios una manifestación del mal y, por ende, digna de ser aplastada, torturada, destruida. Así fue que tanto los personajes de Baphomet como Pan pasaron a estar estrechamente vinculados con lo satánico en el imaginario colectivo de las culturas occidentales.
Los pocos detalles que vinculan la criatura con un origen bíblico incluyen la descripción del « Día del juicio final» dentro del Evangelio de Mateo en la Biblia. En el relato de la mitología cristiana se dice que «cuando Jesús regrese, separará a las naciones tal como un pastor separa a las ovejas de las cabras, las primeras irían a la derecha y las segundas a la izquierda».
Las cabras representarían a los pecadores que no serían salvados, por eso la imagen de la cabra ganó una asociación con lo siniestro y quienes se irían al infierno. Esto fue creciendo a medida que el cristianismo se expandió y exterminó la rica y diversa cultura, por ejemplo, del norte de Europa y América.
Las creencias ocultistas tomaron a la cabra como uno de sus símbolos e incluso se la utilizó para acusar a grupos de ser adoradores del diablo, tal como ocurrió con los Caballeros Templarios, que según la Iglesia Católica adoraban a Baphomet.
Las cabras como símbolo satánico son una construcción cultural producto de las conquistas y la resignificación de tradiciones paganas de diferentes pueblos del mundo por parte de la religión dominante de Occidente: el cristianismo.