El Papa Francisco I: «¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!»

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El nuevo Papa Francisco I, durante una misa en el Vaticano

Decidir llamarse Francisco en sí mismo tan revelador como escribir una larga y sesuda encíclica. Pero en su primer encuentro con los periodistas, el Papa ha explicado por qué adoptó el nombre de San Francisco de Asís, el santo de la pobreza y de la paz.

«¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!», ha asegurado. Y no sólo eso. A los miles de periodistas congregados en el aula Pablo VI del Vaticano Francisco les ha dado la bendición más exquisita, tolerante y bondadosa que se recuerde que haya ofrecido nunca un Papa: «Muchos de ustedes no pertenecen a la Iglesia católica, otros no son creyentes. De corazón les doy la bendición en silencio, respetándoles, pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios», ha asegurado en español, su lengua materna, metiéndose a todo el auditorio en el bolsillo.

«Este Papa es increíble», era el comentario unánime de los periodistas a la salida de la audiencia con Francisco. «Va a ser un Pontífice revolucionario». «En una semana este argentino es capaz de poner el Vaticano patas arriba». «Es demasiado bueno para ser verdad». Todo en esa línea.

Francisco sigue rompiendo moldes, y se ha convertido en el primer Papa que revela algunos detalles del Cónclave. El Papa leía un discurso en el que analizaba la tarea de comunicar cuando, en un momento dado, ha aparcado el texto y se ha puesto a hablar espontáneamente. «Algunos no sabrán por qué he decidido llamarme Francisco. Os voy a contar una historia…», ha comenzado.

El Pontífice ha explicado que durante el Cónclave estaba sentado en la capilla Sixtina junto al cardenal brasileño Claudio Humes, ex arzobispo de São Paolo y ex prefecto de la Congregación para el Clero. «Un gran amigo», en palabras de Francisco. «Cuando la cosa comenzaba a ponerse peligrosa, me reconfortaba». Cuando consiguió los 77 votos necesarios para convertirse en Papa, el Papa ha contado que los cardenales rompieron a aplaudir. «Humes me abrazó, me besó y me dijo: ‘No te olvides de los pobres'». Esas palabras: los pobres. Pensé en san Francisco de Asís. Luego pensé en las guerras, mientras el escrutinio proseguía. Pensé en Francisco, el nombre de la paz. Y así entro ese nombre en mi corazón: Francisco de Asís. El hombre de los pobres, de la paz, que ama y custodia al Creador. Y en este momento con el Creador no tenemos una relación tan buena!, indicó con una sonrisa cómplice. «¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!».

El Pontífice también bromeó con algunos de los nombres que algunos cardenales le sugirieron. «Alguien me dijo que debía de llamarme Adriano por Adriano IV, el gran reformador. Otros me sugirieron Clemente XV en venganza contra Clemente XIV, que suprimió la compañía de Jesús», aseguro con sorna el primer Papa jesuita de la historia. Francisco, como en todos sus discursos desde que el miércoles por la noche se convirtiera en Papa, insistió en que lo fundamental en este momento es volver a colocar «a Cristo en el centro». «Sin él ni Pedro ni la Iglesia existirían y no tendrían razón de ser». Y admitió que la Iglesia tiene «sus virtudes y sus pecados».

Durante la jornada de este sábado, el Vaticano ha informado de que el Papa ha confirmado «hasta que se disponga lo contrario», a los altos cargos de la curia vaticana, que cesaron automáticamente con la renuncia de Benedicto XVI, como establece la normativa de la Santa Sede, según informa Efe. Francisco desea «reservarse un cierto tiempo para la reflexión, la plegaria y el diálogo, antes de cualquier nombramiento o confirmación definitiva».

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El cardenal Law, a la derecha de la imagen

Contra el encubridor de pederastas

Los miles y miles de abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes que han salido a la luz en los últimos años representan sin duda alguna el más grave problema que encara la Iglesia Católica. Pues bien: en las primeras horas de su Pontificado, el Papa Francisco está haciendo gala de una actitud completamente nueva a la hora de afrontar la pederastia.

La demostración tuvo lugar en la visita que el nuevo Papa realizó a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. En esa Basílica tiene su residencia un cardenal estadounidense de 82 años llamado Bernard Law, acusado de haber encubierto a unos 250 curas pederastas entre 1984 y 2002, el periodo en que fue arzobispo de la diócesis de Boston.

Según SNAP, una organización de víctimas sexuales de sacerdotes, el cardenal Law no hizo nada para evitar más de 5.000 casos de abusos. Law estaba a punto de recibir la citación judicial para responder ante los tribunales estadounidenses de sus actos cuando en diciembre de 2002, poco después de verse obligado a dimitir como arzobispo de Boston en medio del escándalo, abandonó Estados Unidos y se trasladó a Roma. Un movimiento que muchos consideraron como una jugada del Vaticano para protegerle de los jueces estadounidenses y evitar de ese modo que tuviera que sentarse en el banquillo de los acusados de su país a rendir cuentas de sus actos.

En 2004, el Papa Juan Pablo II nombró al cardenal Law arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor. Ha desempeñado ese cargo hasta noviembre de 2011, cuando fue sustituido por el cardenal español Santos Abril y Castelló. Pero Law continúa viviendo en la Basílica de Santa María la Mayor.

Y ayer por la mañana, cuando el Papa Francisco acudió a las 8.00 horas a ese templo para rezar ante una imagen de la Virgen, se dio de bruces con él. «El cardenal Law había sido informado de la llegada del Papa y quiso estar presente en ese momento», indicaba Federico Lombardi, el portavoz vaticano.

Pero al ver al cardenal Law, a Francisco se le desencajó la cara y se alejó inmediatamente de él. «No quiero que siga frecuentando esta Basílica», aseguró, según la reconstrucción de los sucedido que  publica el diario italiano ‘Il Fatto Quotidiano’.

El periódico sostiene que Francisco podría estar decidido a obligar al cardenal Law a entrar en un convento de clausura y a cumplir con el retiro espiritual que se anunció que llevaría a cabo cuando fue obligado a dimitir como arzobispo de Boston en medio de las acusaciones de haber encubierto a curas pederastas y que nunca ha llevado a cabo. De hecho, Law participó en las celebraciones de los funerales de Juan Pablo II y en el Cónclave en el que hace ocho años fue designado Papa Benedicto XVI. Si en el reciente Cónclave no ha tomado parte, es sólo porque ha superado los 80 años.

Fuente: Agencias

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