Existen, entre los ángeles, varias órdenes y es bien cierto que no son iguales, pues se diferencian en el poder y en el orden. Ellos superan la capacidad de nuestras mentes y de nuestros pensamientos. Cada orden, adhiriéndose a la conformidad o imitación divina, recibe la luz, la ciencia, el bien y trasmite, en segundo lugar, un proceso de purificación, de iluminación y de perfección. La contemplación del Misterio Trinitario pasa por la iniciación a las jerarquías angelicales.
Órdenes y Jerarquías
Hay nueve coros angelicales reagrupados en tres jerarquías:
1.- Órdenes o jerarquías supremas (Participan de la trascendencia divina). Están compuestas por: Serafines, Querubines y Tronos.
Serafines: (Significan aquellos que arden). Arden continuamente de un amor divino que rebosa de la dulce llama del amor verdadero, sin nunca jamás apagarse. Son ardientes, queman en sí y encienden a los demás en el fuego divino del amor. Están en pie en la fuerza del amor fijo e inconmesurable de Dios, porque no pueden separarse del objeto amado. Operan lanzados por un amor perenne, porque se vuelcan en el amado y solicitan, con fuerte reclamo, la continua y dinámica acción de la gracia, despertando por don divino y a través de Dios a aquellos que se han debilitado en el amor.
Querubines: (Significan plenitud de conocimiento). Después de los Serafines, penetran de cerca los misterios divinos y saben comunicar abundantemente a los otros la luz de la Divina Sabiduría recibida. Reciben la iluminación de la sabiduría y, alumbrados por este don, conocen a Dios. De la luz contemplan la belleza y esta iluminación divina se trasnsmite después gradualmente a los demás. Ezequiel narra que los Querubines movían las alas, las distendían haciendo un golpe con ellas, y se cubrían (Ez. 10). ¿Qué se manifiesta con las alas, si no el reposo de la contemplación? «Se oyó el ruido de las alas de los Querubines, como la voz del Omnipotente Dios». Y ésta es la especie de la contemplación que se llama elevación de la mente. Cuando está el alma debilitada por las pasiones del corazón, y oprimida con frecuentes suspiros, escucha por revelación, en sí misma, la voz de Dios que le habla.
Tronos. Gozan de una paz imperturbada, colocados en torno a Dios Altísimo en manera segura y estable. Estos ángeles superan a otros por la gracia de su belleza, en la cual, por un don de benevolencia, la admirable Divina Majestad ha elegido residir pacíficamente. Sobre los Tronos se sienta «Aquel que enjuicia, el justo… y del cuyo dictamen proviene el juicio» (Sal). Esta orden consiste en la imposibilidad de faltar a la verdad del juicio y tienden, a través de lo alto, al esfuerzo de adaptarse en todo y para todo al Juicio Divino.
Éstos, por lo tanto, colman de la luz del juicio, trasmiten a los inferiores los juicios divinos. No sólo reciben los rayos de la luz del justo juicio a ellos infundida, sino que, para poder recibirla se abren y se dilatan con una fuerte expansión de su ardiente deseo, de modo tal que, por los dones recibidos, sirven al Señor en el cumplimiento de su misión que consiste, precisamente, en manifestar el justo y recto juicio.
2.- Órdenes o jerarquías medias (Reciben la luz divina, animan y ordenan el mundo, lo revisten de belleza). Están compuestas por: Dominaciones, Virtudes y Potestades.
Dominaciones: Poseen el sentido de la eternidad, de la libertad, y de la severidad. No buscan en el honor la satisfacción de sus ambiciones, pero sí la utilidad del rebaño, y no miran a las cosas temporales sino a las que permanecen para siempre. Son inflexibles en la aplicación de las leyes y generosos en la concesión de gracias.
Virtudes: (Significan coraje estable). Les toca a ellos comunicar, dominar los reinos y destituir a los poderosos de sus tronos. A ellos concierne el inculcar a los puestos inferiores el respeto a través de los mayores. Asignan a las órdenes inferiores las tareas a desarrollar y los mantienen constantemente sometidos a Dios gracias a su fuerte expansión.
Potestades: Son aquellos que defienden de los ataques del mal y gracias a los cuales se debilita su ofensiva. Controlan la tiranía de los demonios, a fin de que no llegue más allá de los limites. No permiten a los demonios lanzarse hacia nosotros.
3.- Órdenes o jerarquías inferiores (Agentes de la economía divina a través de la humanidad). Están compuestas por: Principados, Arcángeles, Ángeles.
Principados: Son los que poseen un carácter soberano, con poder de mando, dentro del Orden Divino. Su superioridad radica en la fortaleza. Son fuertes en el cumplimiento de milagros, en obtener los dones celestiales y en redistribuirlos después de haberlos recibido. Se dice que, al final del mundo, «las potencias del cielo serán agitadas». En cuanto a su actividad, realizan obras maravillosas sobre los elementos. Debemos encomendarnos a estos espíritus cuando deseamos ser fuertes en la lucha contra los vicios y profundos en el conocimiento de las cosas divinas. Hemos de reconocerlos al recibir estos dones.
Arcángeles: Dirigen directamente la actividad de los ángeles. Son enviados de Dios con tareas de gran importancia. Para operar directamente toman a los hombres y son lo únicos mencionados en los Textos Sagrados.
Ángeles: Los ángeles son el camino a través del Verbo, se nutren de Él porque son el refugio perfecto de la luz divina. Vienen, con frecuencia, enviados a anunciar la voluntad divina. Nos comunican la Potencia Divina en la conversión de los pecadores, la misma Sabiduría en la revelación de los secretos, la Misericordia en la glorificación del justo, la Justicia en la condena de los malvados. Imitemos a los ángeles para obtener el temor de los castigos, para extirpar los vicios, para tener respeto de las cosas santas y para poder ser atraídos hacia el Cielo.
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Para más información recomendamos la lectura de estos magníficos trabajos sobre los ángeles:
Los ángeles: los mensajeros de Dios ante los hombres
Los ángeles custodios y los ángeles caídos
El arcángel San Miguel, príncipe de los espíritus celestiales
como puedo saber cual es mi angel
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