
Mélanie Calvat, la pastora de La Salette, vivió en perpetua contemplación. Ella recibió, por intuición intelectual, constantes luces sobre el estado de la sociedad contemporánea. Ella reveló un día, a alguien con quien mantenía correspondencia, que Lucifer le parecía asistido, en el gobierno de este mundo, por cierta clase de ministerio compuesto por tres miembros: Mammon, Asmodeo y Belcebú, que son tres poderosos espíritus caídos.
-Mammon es el dios del dinero. El ha terminado por insuflar a toda la humanidad, una impregnación mercantil que la ha banalizado totalmente. La hizo legalizar la usura, el capitalismo, pues sin interés no hay capital. Entonces creó enormes masas de dinero que circulan cada vez más rápido en las arterias de la economía y que imprimen al comercio una aceleración absolutamente patológica.
Por el ministerio de Mammon, todo está a la venta.
Se negocian las almas de los hombres.
-Asmodeo es el demonio de la lujuria. Está mencionado en el libro de Tobías. Este espíritu infernal se había apropiado de Sara. Le habían dado sucesivamente siete maridos que fueron asesinados por el demonio Asmodeo. Sara fue liberada de este demonio que la infestaba a ella y a su entorno, por el Arcángel San Rafael, gracias al humo del mismo pez que regresó la vista a Tobías, pues la lujuria produce ceguera del espíritu. En La Salette, la Virgen dijo que ciertos conventos se convertirían en establos de Asmodeo y los suyos. De esta impregnación erótica de nuestra sociedad proviene de esta ceguera de los espíritus respecto a las cosas de la religión.
-Belcebú es el dios que envía las moscas a los ganados. Este nombre es la contracción de Baal y Zebub; significa literalmente “el señor de las moscas”. Es el demonio que produce actualmente la impregnación ocultista de la sociedad, creando una verdadera contra-religión, una superstición que ahora invade y domina. La superstición ocultista es omnipresente.