¡Sí, ellos pueden! No deberían, pero a veces lo hacen. ¿Pero cómo? Algunos de ellos pueden permanecer en la casa donde vivieron con las personas que aman; otros parten para el plano espiritual, pero el anhelo hace que se transporten de nuevo al plano terrenal, quedándose al lado de la familia o al lado de algún familiar con quien tienen mayor afinidad.
Cuando muchos espíritus desencarnan, son acogidos y llevados al plano espiritual. Sin embargo, sin siquiera completar el tratamiento espiritual o por rebelión, terminan «huyendo» de la colonia. Otros, por el sentimiento de intensa nostalgia, acaban dejándose llevar por el sentimiento y regresando directamente a su antiguo hogar, aunque sea inconscientemente, es decir, aun sin dominar las técnicas de transporte por el pensamiento, tener éxito en hacerlo.
Y, por supuesto, todavía tenemos que mencionar la interferencia del proceso de duelo de la familia. La dificultad de cerrar el ciclo del duelo hace que los encarnados acaben «evocando» más cerca al ser amado «fallecido».
Desafortunadamente, no son los mejores. Aunque los quieras bien y los ames, el familiar desencarnado, que aún no ha completado su recuperación, permanece con las marcas periespirituales de la desencarnación (enfermedades físicas, mentales, emocionales, desvitalizado, etc.). Y con el paso de las semanas y los meses acaba transmitiendo sus malos fluidos a los encarnados, enfermándolos también.
Aunque el duelo aún esté presente, siempre se deben emitir pensamientos en tono conversacional u orante, pidiéndole al desencarnado que siga su progreso, y que pronto pueda hacer la visita familiar totalmente recuperado y mentalmente más ajustado, sin sentirse más la necesidad de quedarse en casa indefinidamente. Los encarnados también deben cuidar sus procesos mentales y emocionales, recurriendo a profesionales de la salud, como el psicólogo o el médico, para reajustarse emocionalmente.
Texto : Espiritismo Brasil Chico Xavier – Traducción: Google traductor y revisión del texto Clau Rodrigues