
«Era la voz de mi abuela, lo tengo clarísimo», afirma convencida Celeste Apolinario sobre una presunta psicofonía que quedó grabada en una conversación de chat que mantuvo con su madre, y en la que, inexplicablemente, se registró una breve frase. Según explica esta fotógrafa canaria, el incidente ocurrió el 23 de diciembre de 2015:
«En una conversación de WhatsApp normal y corriente entre mi madre y yo, en un momento dado recibo una nota de audio muy cortita. La escucho y sonaba como la típica psicofonía ».
Se trata de un breve mensaje de tan solo segundo y medio de duración, precedido de un silencio. Nuestra protagonista pensó que se lo había enviado su madre. «Le mandé un mensaje preguntándole: ‘¿Mamá, qué me acabas de mandar?’ Ella me respondió que no me había enviado nada».
«ME AHOGUÉ»
Curiosamente, el registro de audio solo se encontraba en el terminal de Celeste, pero no en el de su madre. «Ella estaba aprendiendo a utilizar el WhatsApp y no tenía ni idea de cómo se enviaban audios. Y me insistía en que no me había mandado nada», recuerda Celeste.
Con el fin de aclarar si se trataba de un error, la hermana de Celeste, que se encontraba junto a su madre, revisó el terminal. «Le dije que se fijara, que mi madre me había mandado un audio. Recuerdo que le hice una captura de pantalla de mi móvil para que viera que era verdad. ‘Aquí no hay ningún audio, mamá no te mandó nada’, me dijo mi hermana».
Además de la extrañeza del registro, la voz estaba solo en uno de los teléfonos: aparecía como enviado por su madre y no existía ninguna grabación en el terminal desde donde supuestamente se había enviado.
Celeste conserva la voz grabada en la App de su smartphone, así que gentilmente nos la cedió para su análisis. Sometimos el audio a un proceso de filtrado y lo enviamos a varias personas anónimas que nada sabían del asunto. Todas señalaron que lo entendían perfectamente. Con un ritmo irregular, la voz parece decir «me ahogué», con una «e» muy prolongada al final. Esta frase tiene una especial relevancia, ya que la abuela de Celeste había fallecido asfixiada seis años antes, precisamente en la misma sala donde se encontraba su madre cuando se registró la supuesta psicofonía.
«Es la voz de mi abuela, la reconocí al instante», afirma Celeste. Desde el punto de vista técnico llama la atención cómo se grabó este audio, puesto que solo estaba presente en uno de los terminales, el receptor, lo que añade más extrañeza al incidente. Parece que los comunicantes del «otro lado» son capaces de interferir en dispositivos digitales para enviar mensajes al mundo de los vivos.
«OS ESTÁN ROBANDO»
¿Puede un teléfono apagado, que perteneció a un fallecido, realizar varias llamadas incluso habiéndole retirado la batería? Eso es lo que le sucedió a una familia de Lugo a principios de 2005. Se da la circunstancia de que las llamadas bien podían ser un mensaje de alerta. Conocí el caso gracias al incansable trabajo del investigador Marcelino Requejo. Quedamos con Antonia D. en la capital lucense y escuchamos con interés los detalles del caso.
Días después del fallecimiento de su cuñado, la mujer de este –y hermana de Antonia– aun conservaba el terminal que el difunto había utilizado hasta poco antes de su muerte. Lo guardaba en una gran copa de cristal que se encontraba en el bajo de la casa.
«Una noche sonó el teléfono fijo y, cuando mi hermana iba a responder, advirtió que la pantalla marcaba que la llamada se estaba realizando desde el teléfono móvil de su marido fallecido –comenzó relatándonos Antonia–. Contestó, pero al otro lado nadie hablaba, así que colgó».
Tras esta inquietante llamada, la viuda bajó al piso inferior, donde se encontraba el terminal, y comentó el incidente a su hija. En ese momento estaba encendido, así que lo apagaron. «Mi hermana volvió a su cuarto, pero no tardó nada en sonar nuevamente el teléfono fijo. Otra vez en la pantalla se podía leer ‘papá móvil’, que era como tenían registrado el número del difunto en la memoria del terminal fijo. Contestó, y de nuevo la callada por respuesta. Esta vez, ya muy asustada, mi hermana acudió de nuevo a su hija, y empezaron a inquietarse. Ambas tomaron la decisión de quitarle la batería al móvil».
Pero el incidente volvió a repetirse una vez más. El teléfono sonó nuevamente con el mismo remitente en la pantalla, aunque en esta tercera ocasión, presas del pánico, no contestaron a la llamada. No hubo una cuarta. A la mañana siguiente se dieron cuenta de que, durante la noche, unos extraños habían entrado en la casa robando valiosas herramientas del fallecido. «Mi hermana está convencida de que su marido le intentó avisar desde el más allá de lo que estaba ocurriendo», se muestra convencida Antonia.
Reconocimiento de llamadas, mensajes de voz en WhatsApp… Pero también existen presuntas comunicaciones de texto, aparentemente desde el más allá.
SMS DE LOS ESPÍRITUS
La telefonía móvil, cada vez más relacionada con la informática, también es protagonista de experiencias de contacto, aunque sea en formato de texto digital. Veamos el caso de María, una joven de Zaragoza que falleció prematuramente a los 20 años de edad. Su madre, que desea conservar el anonimato, vio dos días después del deceso cómo entraba un mensaje a su móvil con el remitente de su hija fallecida. El mensaje estaba vacío. Se daba la circunstancia de que el móvil que había pertenecido a María se encontraba guardado y apagado.
Al mismo tiempo, el padre de la joven recibió el mismo aviso en su celular. «Ella siempre mandaba un mensaje cuando salía, para decir que estaba bien», señalaba la madre. «Supe que estaba diciendo ‘estoy bien’», añadió convencida. Los comunicantes del «otro lado» parecen dominar diferentes dispositivos y aplicaciones de móvil. E incluso pueden intervenir en conversaciones de otras personas. Mucho más si de lo que se trata es de cumplir un pacto…
La granadina Elisa Sarompas recibió una llamada telefónica de su padre tras haber pactado con él, meses antes de su muerte, que se comunicaría con ella a través de este medio. Ocurrió en 2015.
«Mi padre estaba enfermo; estuvo en cama alrededor de un año –explicaba–. Era muy escéptico, no creía en absolutamente nada, y yo no paraba de contarle todo lo que sentía y creía sobre la vida después de la muerte. Un día me dijo: ‘¿Qué te parece si hacemos un trato? Si es real todo lo que me estás diciendo, yo vendré’. Le respondí lo siguiente: ‘Vale, pero no quiero que vengas en sueños, quiero que me llames por teléfono».
Semanas más tarde, el padre de Elisa falleció y, un par de meses después, cumplió con el trato: «Un día que me encontraba con mucha tristeza interior, entré en su habitación y empecé a llorar. El caso es que mi hijo se puso enfermo y, como mi hermano es médico, lo llamé. En el momento que estaba saliendo de la habitación de mi padre, mientras hablaba con mi hermano, el sonido del teléfono se empezó a distorsionar, hasta el punto de que no entendía la conversación. La interferencia cedió un poco y escuché perfectamente a mi padre que decía: ‘Elisa, estoy bien’. Repitió esa frase por segunda vez: ‘Elisa, estoy bien’. Mi hermano, que estaba al otro lado del teléfono, también pudo escuchar las palabras de mi padre».
Así como las voces procedentes del más allá parecen haberse «colado» en las comunicaciones desde que surgieron los primeros dispositivos, semeja que también se están adaptando a las nuevas tecnologías. Previsiblemente seguirán registrándose esos mensajes en cada uno de los equipos electrónicos de comunicación que vayamos incorporando a nuestra vida cotidiana.
Josep Guijarro