Hace un tiempo se hizo pública una encuesta nacional en la que quedaba patente que un 65.2% de los chilenos cree que los milagros existen y el 50.5% cree en la existencia de los espíritus.
Esta encuesta puso de manifiesto, con cifras y datos, una realidad que nosotros vemos y enfrentamos de manera explícita, en nuestro trabajo.
Y es que no se trata sólo de creer en los espíritus o los fantasmas. No es únicamente creer más o creer menos. Es un hecho real y evidente el que muchos chilenos viven -y sufren- todo tipo de experiencias relacionadas con el mundo espiritual (llámese más allá, otro mundo o como ustedes quieran): reciben mensajes y/o visitas de seres queridos fallecidos, sienten sus presencias… y también son víctimas de diversos tipos de perturbaciones, contagios, obsesiones e incluso posesiones por espíritus o entidades del bajo astral.
Nosotros, con la ayuda de Dios, vemos y tratamos muchos casos de espíritus que por diversas razones siguen pegados a este plano, de fallecidos que no saben que lo están, de entidades que toman posesión de un cuerpo que no es el suyo, o casos de íncubos y súcubos e incluso -en contadas ocasiones- de entidades malignas, cuya influencia afecta o perturba a muchas personas.
Afortunadamente, la gran mayoría de los casos de perturbación, obsesión, contagio y posesión espiritual que se producen y que tratamos en nuestro consultorio, están causados por espíritus perdidos, almas errantes, entidades desencarnadas y seres del bajo astral. Sólo una mínima parte de esos contagios se deben a la acción o influencia de los demonios o de espíritus malignos. Llevo más de la mitad de mi vida como teólogo, demonólogo y exorcista y la experiencia me permite asegurarlo. Posesiones de desencarnados y diversas entidades del astral, hay muchísimas. Posesiones de demonios, gracias a Dios, muy pocas.
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EL TEMPLO DE LA LUZ INTERIOR 