
Estamos a solo unos días de Halloween, y mientras algunos se preparan con disfraces y baldes con forma de calabaza para ir a pedir dulces el 31 de octubre, otros preparan altares, velas y calaveras para celebrar el Día de los Muertos, que se lleva a cabo el 1 y el 2 de noviembre.
Al contrario de lo que algunos puedan pensar, el Día de los Muertos, conocido en inglés como Day of the Dead, no es el Halloween. Es una festividad mexicana celebrada por personas de países de América Latina y los Estados Unidos para honrar a sus antepasados.
Muchas personas se preguntan quién creó la Catrina mexicana, y es que, al ser una representación tan icónica, llamativa y representativa del Día de los Muertos, la historia que está detrás de su creación es igual de interesante que lo que representa hoy en día para todos los mexicanos. A pesar de que la historia de la Catrina actual comienza como una forma de protesta por parte del caricaturista mexicano José Guadalupe Posada, podríamos decir que durante el Imperio Azteca ya existía una deidad que se le conocía como la Diosa de la Muerte y ésta era Mictecacihuatl.

La leyenda azteca de Mictecacihuatl dice que esta diosa era la reina del Mictlán, el último escalón del inframundo a donde iban los muertos y ella se encargaba de resguardar sus huesos. Muchas personas le atribuyen el origen de la Catrina a esta leyenda, sin embargo, la historia más actual no menciona a esta deidad.
El inframundo mexica
Aunque hay muchos mitos que se relacionan con ella, algunos de los más antiguos corresponden a la civilización mexica. De esta se desprende la existencia de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl: unos esposos que se encargaban de regir el inframundo y ver -o ignorar- a las almas que llegaban a él.

Mictecacíhuatl era conocida por ser la figura femenina que actualmente rige el Día de Muertos a través de su representación en forma de esqueleto humano y vestida de gran señora. Puede ser que su relevancia no era muy elevada entre la civilización mexica, pero una vez al año se les hacía un sacrificio humano. Para comprender su rol, es importante saber cómo se constituía el inframundo.
De acuerdo a esta civilización, una vez que una persona moría, esta se iba a cuatro lugares distintos, dependiendo de cuáles habían sido las circunstancia de su muerte. Al Tlalocan iban aquellos que habían muerto en el agua o si les había caído un rayo; al Mictlán iban si su deceso había tenido causas naturales; al Tonatiuhihuícac iban las mujeres que habían muerto en parto y los guerreros que derramaron su sangre en las filas de combate y por último estaba el Chichihuacuauhco, al que iban los bebés que morían antes o durante el nacimiento.

Se dice que esta fue una de las pocas figuras que sobrevivió tras la conquista, pues se cuenta que los indígenas escondían vestigios de sus antiguos dioses dentro de los nuevos, haciendo pequeños hoyos dentro de la imagen de un santo -por poner un ejemplo-, mientras rezaban en silencio las oraciones que para ellos ya eran conocidas. Se cree que el culto a esta deidad se transformó en una mujer en tiempo de la Colonia, pues se la veía rondando los campos y ‘robándole la vida’ a los hacendados que hacían sufrir a ‘sus hijos’. Esta pequeña historia de Mictecacíhuatl también tiene una sutil conexión con la de ‘La Llorona’.
Con el paso de los años, la mujer y el inframundo se vieron conectadas por la representación de la fertilidad de la tierra, mostrando que después de ella también había vida, pues para las distintas culturas que se encontraban en México, la muerte no era el fin, sino el inicio de una nueva vida: un ‘nacimiento’.

El origen de la Catrina
Si nos alejamos de las culturas prehispánicas y nos adentramos en tiempos posteriores a la colonización, encontramos el origen de La Catrina y como ésta adquirió gran popularidad y se convirtió en parte de la historia contemporánea de México.
La Catrina nació como una burla hacia la clase social alta que intentaba dejar atrás sus raíces y se vestían y comportaban al estilo europeo. José Guadalupe Posada, en el año 1912, creó lo que en ese momento llamó como “La Calavera Garbancera”.

Durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo y Porfirio Díaz, comenzaron a salir escritos realizados por la clase media en los que se quejaban de la situación crítica que vivían en el país, al mismo tiempo que se burlaban de la forma de vida que llevaba la clase social alta. Estos escritos se acompañaban con dibujos que reflejaban la desigualdad social.

José Guadalupe Posada se encargó de representar la molestia del pueblo con la “Calavera Garbancera”, que simbolizaba un mensaje poderoso y era que, si importar cuánto dinero tengas, de dónde seas o con quién te rodees, igual morirás y terminarás siendo una calavera. El término “Garbancera” se refería a esas personas, sobre todo mujeres, que conseguían tener un poco de estatus social y por ende renegaban sus raíces y se comportaban como los europeos, por ese motivo, la “Calavera Garbancera” siempre estaba vestida con atuendos extravagantes representando algo que en realidad no era.

¿Cómo surgió el nombre de Catrina?
El muralista Diego Rivera adoptó a la “Calavera Garbancera” y la incluyó en un mural como un homenaje a José Guadalupe Posada, quien también aparece en dicho mural llamado “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Rivera inmortalizó a la calavera pintándola a cuerpo completo utilizando un elegante y enorme sombrero de plumas junto a una falda y una bufanda de plumas que sin duda resaltaba entre la multitud. La palabra “catrín” en México se usaba para hablar sobre un hombre vestido elegante, por lo cual Rivera llamó a esta ilustración como “Catrina”.

Este mural dio la vuelta al mundo y popularizó de manera rotunda a la Catrina; en el mural también aparece la reconocida pintora Frida Kahlo sosteniendo un símbolo del yin y el yang y también un pequeño personaje de Diego Rivera. Desde entonces, su evolución ha sido tal que es el símbolo más importante de la muerte para los mexicanos. Actualmente puede verse este mural en el Museo Mural Diego Rivera ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
La Catrina y el Día de los Muertos
Cada 1 y 2 de Noviembre se celebra la importante tradición del Día de los Muertos en México. Durante estos días todo el país se viste de fiesta para rendirle honor a sus muertos, viendo la defunción como algo normal, natural y a lo que no se le debe tener miedo. La Catrina es la atracción principal de la celebración, ya que todos los altares se llenan de figuras de Catrinas, además de que tanto mujeres como hombres se disfrazan con mucho orgullo de esta figura.

Dependiendo del lugar de México donde te encuentres, la Catrina puede estar vestida de un color diferente o de una forma diferente, debido a que cada estado adoptó esta tradición y la volvió suya para representar diversas características. También se le conoce como “La Calaca” y las personas que son devotas a ella suelen llamarla como “La niña blanca”.

Las flores, los colores y la elegancia son parte de la Catrina como símbolo del Día de los Muertos y se considera una de las tradiciones mexicanas más bonita. Las manifestaciones de esta figura hoy en día son tan variadas que el único límite es la imaginación de las personas que quieran representarla, sin embargo, su simbología principal siempre será representar y honrar a la muerte.
Fuentes: alma-de-chiapas.com y elaboración propia.