‘La academia de Aristóteles’ , también conocida como ‘La escuela de Atenas’, obra del pintor italiano Rafael Sanzio (1483 – 1520)
La ‘nueva metafísica’, erróneamente conocida en determinados ámbitos como ‘metafísica cristiana’ (al final de este artículo los lectores encontrarán distintos enlaces a otros posts en los que desmontamos por completo tal denominación y desvelamos las falsedades de esta creencia) se apoya en distintos factores; entre ellos y por citar sólo algunos, libros de autoayuda, ayuda por crecimiento personal, teosofía, gnosticismo, cábala, y un muy largo etcétera…
Muchos de los conceptos de esta errónea -y peligrosa- tendencia están íntimamente ligados a la New Age, o Nueva Era. La Nueva Era es un ‘invento’ relativamente reciente; se trata de una tendencia que tomó determinados conocimientos de distintas ciencias y filosofías, así como de religiones antiguas, hasta llegar a forjar un conglomerado esotérico más o menos ‘light’.
Pero para comprender lo que realmente es la metafísica, debemos comenzar por estudiar, no a los seudo-metafísicos modernos, sino para conocer realmente cuál es el inicio, el origen mismo de esta forma de pensamiento.
La auténtica metafísica no es una religión; no enseña dogmas ni doctrinas de ningún tipo. Tampoco es una secta, no tiene líderes ni enseñanzas predeterminadas. Entonces, ¿qué es realmente la metafísica?
La palabra metafísica (del griego meta, ‘más allá’ y physika, ‘física’) significa “lo que está más allá de la física”.
La metafísica es una de las partes fundamentales de la filosofía que se ocupa del estudio del ser, sus propiedades, principios, causas y fundamentos esenciales de su existencia. En otras palabras, la metafísica enfoca su atención hacia todo aquello que trasciende lo meramente físico.
Esta importante rama de la filosofía reparte su atención en dos cuestiones que son las que a su vez determinan su división en dos grandes ramas: la Ontología, que es la que se ocupa exclusivamente del estudio del Ser y su esencia y la Teología, que dedica sus esfuerzos al estudio de Dios y su esencia.
Ya en tiempos remotos, especialmente en la Antigua Grecia, la metafísica constituía el saber más elevado al cual una persona podía pretender llegar, dado que encerraba aquellas últimas cuestiones trascendentales que nos preguntamos de la vida y el ser.
En lo que respecta a su denominación, es decir, el porqué se escogió el nombre de metafísica para denominar a este tipo de estudio, la respuesta la tenemos en que así fueron llamados una serie de 14 libros que discurrían sobre tales cuestiones y que fueron escritos por uno de los filósofos más importantes de aquella época, Aristóteles, al que siguió Platón, entre otros sabios.
Lo material y lo espiritual
Lo físico es lo que podemos ver, tocar y medir. Su estudio se denomina Física, la ciencia que mide las leyes que influyen en los cuerpos materiales. La Metafísica es el estudio de lo que no es material, de aquello que es espiritual, trascendente y que no está regulado por las leyes de la física. El campo de acción de la metafísica es amplio, de hecho es muy amplio. Cuando un teólogo hace Teología y discurre sobre la naturaleza supranatural de Dios y su obra, lo que está haciendo es metafísica. Cuando un investigador realiza estudios sobre la naturaleza de los ángeles (Angelología) o de los demonios (Demonología), recurre asimismo a la metafísica.
La metafísica, dicho de otra manera, es un método de investigación de todo aquello que no podemos medir en materia.
La falsa metafísica o seudo-metafísica actual que defienden y promueven muchos grupos sectarios, no sólo no tiene nada que ver con la auténtica metafísica, sino que es una tendencia que se orienta hacia el ocultismo, el esoterismo e incluso hacia el paganismo. No es metafísica por más que sus promotores lo digan; con intereses claramente lucrativos, se han buscado un nombre ‘de peso’, una denominación histórica y atractiva para tratar de ‘enganchar’ no sólo a una mayoría de seguidores de bajo nivel social, económico y cultural, que rápidamente se ‘enganchan’ ante tanta ‘maravilla’ como esa falsa creencia promete; sino que además tratan de atraer hacia sus filas a personas de un mayor nivel o bagaje cultural, que ni siquiera se fijarían en ellos si supieran que, en realidad, son una secta esotérica y ocultista.
Metafísica y Filosofía (palabra que significa ‘amor a la sabiduría’) van de la mano. Platón fue un gran filósofo y metafísico. En su «mito de la caverna» expone la existencia del hombre como un esclavo de la sociedad, de sus pecados, del error y la mentira, para más tarde describir el papel del hombre que ha visto la verdad, como promulgador de la verdad. En dicha obra, cuya lectura recomendamos vivamente a todos los lectores, el sabio griego habla de valores éticos, del valor de la verdad y de la virtud, del valor de entregar la verdad a quienes todavía no la conocen. Eso sí es metafísica.
El fin máximo de la metafísica de Platón era, como decimos, la búsqueda de la verdad. Y cuando siglos después esa verdad llegó a través de las palabras y enseñanzas de Pablo de Tarso, la metafísica de Platón se vio cumplida.
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