El porqué de las posesiones: «El demonio es como un coche de lujo y nosotros somos la gasolina»

Escena de un exorcismo real, tomada de un canal italiano de TV

Recientemente se clausuró en Roma un curso sobre exorcismo y satanismo organizado por la Universidad Regina Apostolorum y con el patrocinio de las Congregaciones del Culto Divino y del Clero. Objetivo: incrementar la formación de personas ya formadas y con experiencia, en un «combate espiritual» del que, según Marvin Mottet, exorcista oficial de la diócesis de Davenport (Iowa, Estados Unidos), «hemos perdido la noción».

Monseñor Mottet tiene ochenta años y está retirado de todo menos de su lucha contra el demonio. Afirma que se encuentra con un caso «serio» de posesión al menos una vez al mes, pero que ve a diario numerosos casos de personas afectadas de una u otra forma -la mayoría, mediante casos claros de tentación- por el ataque de Satanás.

Además de profundizar en la naturaleza de la posesión y en las armas contra ella (los sacramentos y la oración, sobre todo el Santo Rosario, se señaló en el curso) con la ayuda de psiquiatras y psicólogos que colaboran con los párrocos en el discernimiento de cada caso, los sesenta participantes estudiaron el crecimiento de las sectas satánicas, su estructura y su forma de actuación.

Carol Glatz, que cubrió el acto para la agencia CNS, cuenta en su despacho que con los casos que se comentaron en los descansos y en los pasillos daba para bastantes películas del género.

Pero son la excepción. Monseñor Mottet, de hecho, recomendó que no se sobrecargase de trabajo a los exorcistas para que tuviesen tiempo para los casos más difíciles. Uno de los objetivos del curso era impartir a los párrocos conocimientos suficientes para tratar aquellos otros en los que el demonio está de una u otra forma presente, sin llegar a la posesión en sentido estricto.

Una de las intervenciones más interesantes fue la del padre Gabriele Nanni, exorcista de la diócesis de Teramo (Italia), experto en la historia del rito. El cual no debe verse, subrayó, como una «fórmula mágica», porque es sólo el instrumento para que actúe quien verdaderamente lo hace: la misericordia de Dios. «El poder reside en el nombre de Jesús, no en tu voz», advirtió.

El padre Nanni aportó una explicación a uno de los grande misterios de la posesión diabólica: ¿por qué el diablo «pierde su tiempo» con nosotros, al fin y al cabo criaturas inferiores a él por naturaleza?

La razón es que «nos necesita. Es como un coche de lujo que se queda sin gasolina, o como un aparato que se queda sin pilas. A través de nuestros pecados nos utiliza como batería para recargarse».

De hecho, sostuvo, si el diablo parece tener hoy más poder que nunca, es porque hay más pecados que nunca. El franciscano John Farao, capellán de prisiones en la diócesis de Monterrey (California, Estados Unidos), muy permeable al auge de las sectas en México, dijo en este sentido que «no hay un espacio neutral entre la luz y las tinieblas: si abandonas la luz, abres la puerta a las tinieblas».

«Incluso los católicos», añadió el padre Farao, «tienen miedo de creer que el demonio pueda intervenir seriamente en sus vidas. Pocos quieren enfrentarse al hecho de que existe una batalla espiritual que librar. La gente no quiere líos».

La mayor parte de quienes le escuchaban saben, por experiencia propia y no precisamente agradable, que «los líos» existen… y a veces son bastante peores que en las películas.

Preocupante auge del satanismo

El experto en satanismo, Carlo Climati, denunció que «cada día aumenta el número de jóvenes que se declaran seducidos por el diablo y la magia negra» con la ilusión de vivir una vida sin reglas siguiendo a un «ángel rebelde».

En una entrevista concedida a ACI Prensa en Roma, Climati explicó que el satanismo «destruye aquellos valores universales que están escritos en el corazón de cada ser humano»; crea confusión y «una especie de sociedad al revés, donde el bien se vuelve mal y el mal se vuelve bien».

Consideró que los jóvenes confunden al diablo con un «ángel rebelde», y se dejan capturar «por la ilusión de una vida aparentemente libre, sin reglas», por una libertad engañosa que les lleva «a un estado de dependencia y de esclavitud».

La moda satánica y del esoterismo se extiende por todo el mundo, «por desgracia, la sociedad moderna está con frecuencia dominada por el relativismo moral y esto favorece la difusión del satanismo».

Climati explicó que a menudo, los jóvenes son «víctimas de una soledad terrible, de la incomunicación y de situaciones familiares difíciles», y encuentran en el esoterismo una «solución fácil e inmediata a sus problemas», lo confunden con un juego. «En los últimos años los jóvenes han sufrido una especie de lavado de cerebro que los empuja a no tener miedo del mundo del ocultismo», indicó.

El autor explicó a ACI Prensa que cierta «música rock puede considerarse ´diabólica´ o anti educativa», y puede resultar «un puente entre el adolescente y el culto al diablo».  El «rock  satánico»»se reconoce fácilmente por los textos violentos y anticristianos», y por «las cubiertas de los CDs que ofrecen imágenes sanguinarias y blasfemas», dijo el experto.

Asimismo, consideró que Internet y lo medios de comunicación son a menudo peligrosos para los «jóvenes psicológicamente frágiles», que se divierten practicando «ritos que inventan después de haber navegado en Internet o después de la lectura de cualquier libro esotérico», «por desgracia, a veces, se puede llegar a cometer actos de violencia o asesinato».

Climati es responsable de la oficina de prensa del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, y recientemente participó en el curso «Exorcismo y oración de liberación», celebrado en Roma con el auspicio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y la Congregación para el Clero.

En el curso se dio a jóvenes sacerdotes herramientas para apoyar a las familias y diferenciar de un modo rigurosamente científico el exorcismo como tema espiritual y teológico, del fenómeno del satanismo, vinculado a aspectos más sociales.

Fuentes: Religión en Libertad y ACI Prensa

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