Un príncipe de la Iglesia, ¿sospechoso de corrupción? Sí. Se trata del cardenal Crescenzio Sepe, de 66 años y arzobispo de Nápoles, quien se ha visto involucrado en la gigantesca trama de corrupción investigada en relación con la preparación de grandes eventos en Italia -incluida la cumbre del G-8 celebrada en julio pasado en la localidad de L’Aquila- y en la que estarían implicados numerosos potentados y políticos, incluido el recientemente dimitido ministro de Industria, Claudio Scajola.