El demonio caprino

Azazel, el demonio cabra del desierto

Una de las imágenes más conocidas del Diablo es la del macho cabrio. Un gran cabrón, rodeado de repulsivas brujas, preside el aquelarre o sabbath. Esta figura se repite en pinturas y grabados, cuyo paradigma es «el Aquelarre» de Goya. Esta representación se inspira en Pan (Silvano), el antiguo dios de bosques y pastores. El sentido de la voz Pan es ‘todo’, de manera que bajo su nombre se adoraba a la naturaleza toda. Tenia cuernos, pelos y piernas de macho cabrio. De similar aspecto eran los traviesos sátiros (faunos), que formaban el cortejo de Dionisios (Baco).

Pan y los sátiros se relacionan con lo sensual instintivo. Cirlot señala que los vellos de las patas simbolizan la vitalidad de los instintos. Además hay antecedentes importantes: los babilonios creían en un demonio llamado Asukku, que podía apoderarse de un hombre para enfermarlo. Para ahuyentarlo se realizaban encantamientos que lo enviaban a morar en un chivo. En Egipto adoraban a Shirim, un macho cabrío en cuyo homenaje se prostituían jovencitas. Herodoto menciona a Mendes, el «Pan egipcio» y hay referencias bíblicas contra el culto idolátrico a los sátiros (Lev. 17, 7 y 2 Crón. 11,15). Algunas leyendas judías mencionaban a un demonio llamado Samael. Se cree que era pareja de la terrible Lilith, tenía aspecto de cabra cubierta de ojos con doce alas, causaba enfermedades y muertes.

El ritual hebreo para el gran día de las expiaciones señalaba la necesidad de «cargar» sobre un macho cabrío todas las iniquidades cometidas por el pueblo. Luego el animal era enviado desierto, hacia la morada del demonio Azazel (Lev. 16). Éste es el famoso «chivo expiatorio».

El líder de los grigori

De acuerdo con el libro de Enoch, Azazel fue el líder de los grigori, un grupo de ángeles caídos que practicaron el sexo con mujeres mortales y dieron origen a una raza de gigantes conocida como los Nephilim. Él enseñó a los hombres cómo forjar las armas de guerra enseñó a las mujeres el ocultismo (magia, brujeria, tarot, etc…) y también cómo hacer y utilizar los cosméticos. Con el tiempo, sus enseñanzas crearon tal iniquidad entre los hombres que Dios decidió destruir toda la vida en la Tierra por medio del Diluvio universal. Únicamente sobrevivieron Noé, su familia, una pareja de cada especie de animales.

El chivo expiatorio

El origen del nombre es hebreo y significa «la cabra del emisario» o «chivo expiatorio», expuesta en Levítico 16:8-10. No vuelve a ser mencionado en ninguna parte más de la Biblia hebrea canónica. El nombre se origina de dos palabras de raíz: aze, que significa cabra, y azel, que significa salida. Otro posible origen del nombre es que sea un derivado de las palabras hebreas -az, que significa áspero y -el-, que significa poderoso. (Hay que indicar que este sufijo se aplica a casi todos los ángeles y a buena parte de los ángeles caídos). En tal caso sería una alusión a la montaña desde donde se despeñaban las cabras para su sacrificio.

Representación del ritual hebreo del chivo expiatorio

Este nombre es mencionado en el libro apócrifo de Enoch y más tarde en la literatura judía. En la Biblia no se suele interpretar como un espíritu maligno, sino que se le supone como la víctima en la ceremonia del chivo expiatorio, consistente en enviar un chivo o cabra para vagar en el desierto, además de otra cabra que era sacrificada ante Dios. Después el azazel era conducido hacia las afueras de la ciudad y liberado en el desierto, como prueba de que ya no había más culpabilidad en la comunidad.

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