
En nuestra labor como exorcistas y sanadores espirituales, nos hemos encontrado con distintos tipos de espíritus obsesores y/o posesores en diversos grados. Algunos son mudos, los llamados en latín «clausi», cuya presencia se caracteriza por no hablar a través del poseso, y se mantienen así, mudos y sin decir nada, durante todo el ritual de liberación.
Todo lo contrario sucede con las entidades o espíritus llamados «aperti», los cuales se caracterizan por su locuacidad y por su facilidad a la hora de lanzar insultos, mentiras, palabrotas y burlas en contra del exorcista, así como distintas manifestaciones en las cuales emiten desafíos y retos, asegurando que nadie les va a sacar ni expulsar. Este segundo tipo de espíritus o entidades obsesores son los que con mayor frecuencia nos hemos encontrado en los casos tratados.
Y por último están los que denominamos «abditi», o escondidos. Éstos se caracterizan por esconderse en el interior de la persona poseída y no se manifiestan de ningún modo, ni de palabra ni tampoco con ningún gesto, expresión o movimiento de ningún tipo. Son los más difíciles de sacar. Por fortuna, no hemos tenido que tratar ningún caso en el que el espíritu posesor fuera un «abditi»; pero sí tenemos constancia de su existencia, por los relatos y experiencias de otros exorcistas.