
Navidad (natividad=nacimiento), simboliza el renacer de la Luz y de Dios en nosotros. Pero el nacimiento de la Luz en el hombre se puede efectuar también cuando afuera hay oscuridad; es decir, cuando el hombre se aleja del mundo exterior.
El nacimiento de Jesús ocurrió en un establo, que probablemente era una cueva. En aquel tiempo, la mayoría de los establos se hallaban en cuevas. La cueva simboliza el corazón, el lugar donde está ubicada la chispa divina.
El niño Dios es el principio divino, lo real y verdadero dentro de nosotros, la chispa divina, la Luz Divina, el Logos. Todos estos nombres son distintas denominaciones que se dan a la esencia que se consigue solamente en el interior del hombre, en su consciencia. Mientras el hombre busque su esencia afuera, en el exterior, nunca la encontrará.
Entonces, la navidad simboliza el nacimiento de la luz en medio de la oscuridad dentro de cada uno de nosotros.
Encontrar esa Luz es la meta y tarea de cada ser humano. Y esa Luz sólo la puede encontrar cada uno cuando se encamina y cuando está dispuesto a trabajar para que la consciencia se haga receptiva y entienda el real significado de la Navidad.
Un año más estamos ante una nueva Navidad, y vemos que para poder darle una expresión a esta Luz, cada vez se hace más necesario que haya más seres humanos empeñados en realizar la Navidad en su fuero interno, en tener siempre encendida su Luz Interior.