
Algunos de ustedes me han preguntado por interno si acaso no me interesaba acudir a los cursos sobre exorcismo que tienen lugar cada año en el Vaticano. Me sugerían ustedes que quizás me servirían de refuerzo o perfeccionamiento de la actividad que, como exorcista laico, realizo hace casi 40 años.
Mi respuesta a esas sugerencias, sin duda bien intencionadas y que por ello agradezco, fue, es y será siempre un rotundo NO. Jamás acudiré a esos cursos. Ni aunque me pagaran por ello.
¿Por qué?, me preguntarán. Por las razones siguientes, tan evidentes como incomprensibles:
Por muchos expertos de distintas áreas que dicten las charlas y conferencias de esos cursos, profesionales cuya experiencia y conocimientos no pongo en duda, el hecho de saber quién está realmente detrás de ellos, me produce una intensa desazón y preocupación.
Los cursos sobre exorcismo en el Vaticano están organizados por el Instituto Sacerdos, una entidad perteneciente al Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, que a su vez es una institución universitaria con sede en Roma.
¿Y saben ustedes quiénes dirigen y controlan el Regina Apostolorum, y por tanto el Instituto Sacerdos?: los Legionarios de Cristo.
Los Legionarios, sí. Uno de los grupos con más poder e influencia en la Iglesia. Incluso más radicales y ultraconservadores que el Opus Dei.
Los mismos Legionarios que fueron fundados por ese monstruo inmoral y pervertido que fue Marcial Maciel, organizador de una enorme red pedófila y pederasta bajo el amparo de la Iglesia.
Los mismos a los que pertenece Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, quien ha dicho públicamente barbaridades como ésta: «En ningún versículo de la Biblia dice que violar niños sea pecado», y quien sigue siendo encubridor y cómplice de dicha red de abusadores y violadores de niños.
Los mismos legionarios que hacen con esos cursos un suculento negocio, lucrando, y lucrando mucho, cobrando cifras astronómicas en esos cursos de pocos días de duración, cerca de medio millón de pesos sólo por la entrada, traducciones aparte, alojamiento y manutención aparte…
Por estas razones, nunca acudiré a uno de esos cursos de exorcismo en el Vaticano. Es más: por todo lo ya mencionado, pongo seriamente en duda que lo que se enseñe en tales cursos sea realmente efectivo para combatir al Maligno.