La misteriosa abracadabra

El verbo (la palabra) es quizá la más poderosa fuente de creación y transformación. Su forma de sonido es sólo un aspecto; de sus manifestaciones artísticas como el canto, a sus aplicaciones más prácticas tales como el habla, siempre ha sido objeto de estudio y análisis, debido a su gran importancia.

Hay algunas palabras que envuelven misterios insondables. Existe una que es muy conocida, pero muy desconocida al mismo tiempo. Una palabra que inocentemente pronunciamos desde la infancia, sin advertir su origen arcano. Nos referimos a «Abracadabra», una palabra notablemente antigua, poderosa y que ha sido utilizada de forma universal para la activación de hechizos de magia oral.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, el término abracadabra se refiere a la ‘Voz cabalística que se escribía en once renglones, con una letra menos en cada uno de ellos, de modo que formasen un triángulo, y a la cual se atribuía la propiedad de curar ciertas enfermedades’.

Algunos de los significados hallados de esta palabra, con connotaciones tan diversas como poderosas, serían:

Arameo: Abra Cadavra «Crearé como Diré».
Árabe: Abarja Dibra: «Bendeciré tus palabras».
Hebreo antiguo: «Envía tu fuego hasta la muerte».
Gnosis: Abra Kadabra: «Que se destruya un hechizo para una enfermedad».

En su ensayo “Gematria”, Aleister Crowley sugiere que descubrieron su significado y la pronunciación correcta con métodos cabalísticos.

Los gnósticos sabían que la letra A representa la unidad y la acción. La A unida a la letra B representa la matriz binaria. La R es la unión de los dos principios iniciales; y así sucesivamente para explicar todo el simbolismo del Abracadabra, pero no su significado.

Otros elementos válidos y cabalísticos para la interpretación de Abracadabra son el número 11, que es el total de las letras que forman la palabra; y el 66, el total de las letras que forman el triángulo mágico.

Dentro de los misterios gnósticos, Abracadabra es tanto un código de activación, como un sello para un antiguo amuleto que usaban los gnósticos del siglo III para curar a las personas. Este amuleto tenía escritas las letras Abracadabra en forma de triangulo, y la curación con este amuleto está escrita en un libro del médico romano Quinto Sereno Sammonicus, llamado «Liber Medicinalis».

De hecho, la primera noción documentada de esta palabra se halla en la obra Liber Medicinalis (De Medicina Praecepta Saluberrima), del médico romano Quinto Sereno Sammonico. En esa época, los remedios médicos solían venir escritos en verso, porque así podían incluir metáforas y acertijos que el lector debía interpretar.

Inscribis chartae, quod dicitur Abracadabra:

Saepius et subter repetas, sed detrahe summae,

Et magis atque magis desint elementa figuris:

Singula quae semper rapies et coetera figes,

Donec in angustam redigatur litera conum.

His lino nexis collum redimire memento.

(Traducción aproximada) :

Escriba en el papel, que se llama Abracadabra: Repita a menudo y más abajo, pero reste las sumas, Y cada vez faltan más elementos en las figuras: Los detalles que siempre agarras y arreglas Hasta que la letra se reduce a un cono estrecho. Recuerda adornar tu cuello con estas corbatas de lino.

En el libro de Samónico, que fue muy popular durante la Edad Media y del que se apreciaba la calidad de sus versos, se recogen muchas recetas de siglos anteriores no solo romanas sino egipcias y griegas sobre todo tipo de enfermedades. La que nos ocupa ahora es la malaria, que fue un auténtico azote en la Antigua Roma. De hecho, la propia palabra malaria viene del latín, mal’aria, que es la contracción de mala aria, o sea, mal aire. La fiebre tenía su propia diosa, con tres templos en la ciudad de Roma. Los romanos nunca asociaron la malaria con los mosquitos.

Volviendo al amuleto, luego de recitarse dicho conjuro, había que escribir la palabra Abracadabra en forma de triángulo, en un trozo de papiro y repetirla en las líneas de abajo, eliminando la última letra en cada paso, hasta que solo quedara una letra. Después debía enrollarse el papel, envolverlo en una tela y llevarlo colgado en el cuello durante nueve días, pasados los cuales había que lanzar el talismán por encima del hombro a un río cuya corriente se moviera hacia el este.

Aquí muestro el triángulo mágico de ABRACADABRA, aunque este no tiene una única configuración.

A B R A C A D A B R A
A B R A C A D A B R
A B R A C A D A B
A B R A C A D A
A B R A C A D
A B R A C A
A B R A C
A B R A
A B R
A B
A

Conocido por otras ramas de esoterismo como el amuleto Abraxas, cuyas letras según el sistema numeral griego suman 365, representando los 365 días del año.

La palabra Abraxas (cuyo significado y etimología son desconocidos) era un término que se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras Abraxas, y que las sectas gnósticas solían usar como talismán, porque era el nombre y representación de un antiguo Dios asociado al fuego, y a los misterios iniciaticos.

Otras etimologías y posibles orígenes y significados de tan notable palabra:

Otra opción igualmente válida en la etimología de Abracadabra es la voz hebrea Aberah KeDabar, que significa literalmente “pensar mientras hablo.” El término no se refiere a la fe, al menos no directamente, pero sí al acto de pensar algo que se vincula a “crear” y no “creer”; como Jehová creó el universo por la palabra puesta en acción.

Arameo Avrah Kahdabra: “Creo que mientras hablo”; cuyas fuentes son idénticas a la anterior, es decir Dios, que reúne en todo lo que es y podría ser, tirar hacia lo concreto, el objeto de sus pensamientos

En otras versiones, se considera que ha surgido de la expresión hebrea “Ab, ruach, dabar” (“Padre, Espíritu Santo, palabra”) o “Abrai seda brai” (“Fuera, espíritu maligno, fuera”).

Hay una infinidad de atributos asociados con la palabra Abracadabra e interpretaciones, explicaciones, conjeturas e hipótesis sobre su origen y significado. Lo único que sabemos hoy con certeza es que esta palabra ha sobrevivido al paso de los cazadores de brujas, libelos inquisitoriales y convicciones religiosas. Y se mantiene vigente en el tiempo, transmitiéndose de generación en generación; ya que uno de los principios de la magia para los iniciados, es que la misma se basa en el uso prudente y racional de las tres principales fuentes de generación: el signo, el símbolo y el verbo.

Reverso de un curioso amuleto abracadabra, donde aparece grabada la medalla de San Benito

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