
Una de las características más terribles y al mismo tiempo menos conocidas de los demonios, es que éstos pueden poseer a un infante, incluso antes de que se produzca su nacimiento; es decir cuando todavía es nonato y se encuentra en gestación.
Estos casos ocurren gracias a Dios pocas veces, pero se producen, y al menos en dos ocasiones aquí en Chile hemos tenido constancia fehaciente de ello. Generalmente suceden cuando los padres del nonato, o a veces incluso los abuelos, lo dedican como sacrificio, ofrenda o regalo a Satanás o a una entidad maligna de las muchas existentes, mediante un elaborado ritual de magia y, lógicamente, con el objetivo de que el Maligno, en agradecimiento, les conceda poder y riquezas.
El demonio permitirá nacer al niño o la niña que le fue ofrecido mientras todavía estaba en el seno materno, pero no lo abandonará jamás; al punto de tomarlo bajo su protección como un hijo suyo.

Jesús y el niño poseído
La curación de un niño poseído por un demonio, o de un niño con un espíritu mudo, es uno de los milagros atribuidos a Jesús relatados en los evangelios sinópticos, consistente en la curación de un niño poseído por un demonio a través del exorcismo. El relato aparece primero en el Evangelio de Marcos y se repite, ligeramente modificado, en el Evangelio de Mateo y de Lucas. En los relatos evangélicos, esta curación tiene lugar después de la Transfiguración.