Desde que el hombre empezó a enterrar a sus muertos, ha sentido la necesidad de seguir manteniendo un lazo invisible con sus seres queridos desaparecidos. Como decía Gregorio Marañón: “Nadie más muerto que el olvidado”.
Durante la celebración de la noche del 31 de octubre al primero de noviembre, el sentimiento de proximidad con los difuntos es tal, que se cree que el espíritu de cualquier difunto puede volver a descender, en esa noche especial de la Víspera de Todos los Santos (Halloween, en inglés, contracción de las palabras Al Hallows Eve), hasta el plano terrenal y allí visitar a sus familiares vivos.
En esta noche y por espacio de unas pocas horas, los muertos pueden estar entre los vivos, dado que este corto periodo o plazo es el tiempo en el cual el velo entre los mundos es más tenue o se disuelve y abre completamente y por tanto, los vivos y sus seres queridos ya fallecidos pueden establecer una mutua comunicación. Estas creencias han dado lugar al nacimiento de una multitud de leyendas y tradiciones al respecto, tantas que ni siquiera es posible resumirlas aquí.
Las imágenes que acompañan este artículo son una exclusiva del Templo de la Luz Interior y fueron tomadas en una reciente noche de Halloween, poco antes de la medianoche. El lugar es el patio trasero de nuestra casa, en Santiago de Chile, y las hicimos apenas terminamos de realizar un ritual de Queimada.
Un par de veces al año, sobre todo en los solsticios de verano y de invierno y también en efemérides concretas, acostumbramos a reunirnos un grupo de amigos e invitados ‘especiales’ para, además de celebrar y compartir, hacer una ‘Queimada’.
En todas las ocasiones, la presencia de «los amigos que están fuera» (como se les invoca en el ritual) se siente y se percibe de manera notoria por los asistentes; cada uno a su manera y según su particular sentido de la percepción, nota «algo».
Sin embargo, en esa mencionada noche de Halloween fue la primera vez en la que, además de sentir, pudimos fotografiar «presencias».
Para que se entienda la correlación de las seis fotos que aparecen a continuación y que damos a conocer públicamente por primera vez, hay que señalar que entre la primera y la tercera transcurrieron apenas dos minutos. Se trata en realidad tres imágenes, ya que las otras tres son ampliaciones consecutivas de la tercera fotografía, la más importante y en la que aparecen captadas dichas «presencias».
Damos fe y les aseguramos que dichas imágenes son ABSOLUTAMENTE REALES, no hay ningún truco ni alteración de ningún tipo en ellas.
En esta primera fotografía tomada en el patio, no se percibe nada especial ni fuera de lo común.
En esta segunda foto, tras movernos un poco, cambiar el enfoque y disparar nuevamente la cámara, aparecieron justo al inicio del jardín, muy cerca de la puerta de acceso, unas abundantes y extrañas condensaciones de energía, o como se les quiera llamar… Pensamos que era humo de cigarrillo, pero ninguno de los presentes fumaba en ese momento. Visualmente, no percibimos nada de nada. Esas condensaciones o brumas neblinosas desaparecieron de manera tan súbita e imprevista y tan rápidamente como aparecieron.
En esta tercera imagen está lo que más nos impresionó: al fondo del patio, junto a un parrón, se perciben las siluetas de dos espíritus (o quizás también alguno más) que se están elevando.
Dichos espíritus, fantasmas, presencias… podrán percibirlos ustedes mejor en las tres ampliaciones sucesivas de la tercera foto, que aparecen a continuación de estas líneas. (Pueden ustedes visualizar cada imagen por separado en un tamaño mayor, haciendo doble clic sobre ella).
Aclaramos que sólo nos dimos cuenta de esas ‘energías raras’ o ‘anomalías’ pasadas 24 horas o más, cuando en la noche siguiente descargamos las fotos desde la tarjeta de memoria de la cámara al PC, y nos pusimos a revisarlas para enviar algunas de ellas a familiares y a los amigos que participaron.
Para nosotros está muy claro lo que son esas ‘energías’: espíritus de seres queridos que llegaron en esa noche mágica de Halloween y, finalizado el ritual, se marcharon. Tuvimos la gran suerte de captarlos con la cámara, ya que con nuestra limitada visión humana, nada vimos y nada percibimos.
Sinceramente pensamos que pocas veces se han obtenido imágenes de espíritus o de entidades de otro plano tan reveladoras y, repetimos, tan reales como éstas.
Las sometemos a su consideración y como siempre, agradeceremos todo comentario o sugerencia con respecto a las mismas.