Templo mormón en Moratalaz (Madrid, España)
En la cercanía de las elecciones presidenciales de los EE.UU., los medios de comunicación de todo el mundo están publicando información sobre los mormones. Reproducimos a continuación un reportaje publicado en España por la revista XL Semanal, titulado “Los ‘Romney’ españoles” y firmado por Virginia Drake.
Moratalaz es un barrio obrero de Madrid. No merece ninguna mención en las guías turísticas y, sin embargo, tiene un gran monumento, un imponente edificio de mármol blanco: el templo. Es el único templo mormón en España y uno de los 138 que hay en el mundo. Pero no es una iglesia; es más: es el lugar más sagrado de la Tierra. Para sus oficios regulares, los fieles se reúnen en capillas sencillas, similares a las dependencias parroquiales de la Iglesia católica, pero el templo es un lugar único, solo para ocasiones muy especiales, que se construye con los materiales más selectos. No se repara en gastos: el de Madrid costó siete mil millones de las antiguas pesetas, que todavía estaban en curso cuando se inauguró, en 1999.
Hoy en día tan solo se puede pasear libremente por el patio del edificio; de hecho, hasta los fieles tienen restringida su entrada: solo pueden acceder aquellos que cuenten con una ‘recomendación’ de sus obispos. Sin embargo, tras su construcción se celebró una jornada de puertas abiertas que recibió más de cien mil visitantes, incluidos los Reyes, y que permitió contemplar el esplendor de su interior: mármol italiano, lámparas de araña… la gran pila bautismal (se bautiza por inmersión) y las salas de sellamiento, donde los matrimonios se consagran hasta la eternidad. Sí, para los mormones, la muerte no separa nada. Seguirán siendo matrimonio en el más allá.
Este grado de compromiso eterno, junto con la prohibición de beber alcohol o fumar, son las prácticas mormonas que más suelen llamar la atención, pero lo que más asombra, y sobre todo en tiempos de crisis, es su forma de financiación: el diezmo. Todos sus miembros tienen que pagar a la Iglesia el diez por ciento de sus ingresos, sean estos los que sean. Y eso que en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD) absolutamente nadie, ni siquiera los Apóstoles (el más alto rango en su jerarquía), reciben remuneración alguna.
Pero mantener la estructura eclesial no es barato. De hecho, no alcanza con el diezmo y la mayor parte de los ingresos provienen de ofrendas voluntarias. Sin ir más lejos, Mitt Romney, candidato a la Presidencia de EE.UU., donó el año pasado cuatro millones de dólares. El diezmo se entrega a los líderes locales, los cuales envían el dinero a las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City, Utah, donde un comité determina el uso de los fondos.
Si en EE.UU. hay miembros de la Iglesia en todos los estamentos sociales, y muchos son dueños de grandes fortunas, en España la mayoría pertenece a la clase media y no se conocen políticos ni famosos millonarios convertidos. Eso sí, cada vez son más. En el mundo hay más de 14 millones. De hecho, es una de las Iglesias de mayor crecimiento dentro de la cristiandad. En España, donde apenas tienen 45 años de presencia, hay registrados 47.337, el 85 por ciento procedentes de la Iglesia católica. Un dato comparativo: en nuestro país hay 30.000 miembros del Opus Dei.
Cómo llegaron a España
El primer español miembro fue el extremeño Melitón Trejo, nacido a mediados del siglo XIX en Garganta la Olla, un pueblo de Cáceres. Hijo de maestro, optó por la carrera militar y fue en Filipinas, a las que llegó destinado, donde oyó hablar de los mormones por primera vez. Padre de 11 hijos, su proselitismo fue encomiable: tradujo libros mormones al castellano y editó publicaciones religiosas. Murió en Arizona cultivando árboles frutales. Las posteriores conversiones de españoles ocurrieron en los años 60 y vinieron de mano de los mormones estadounidenses destacados en las bases militares norteamericanas.
En EE.UU., la historia había comenzado un siglo antes, a principios del XIX. Joseph Smith, el fundador, recibió la visita de un personaje celestial, Moroni, que le indicó dónde se encontraba enterrado El Libro de Mormón escrito en planchas de oro. Smith -José, como lo llaman los fieles españoles- no tardó en crear una Iglesia en torno a su magisterio, pero no lograba afincarse. Los mormones eran expulsados allí donde intentaban establecerse.
Las razones del rechazo suelen atribuirse a que eran polígamos. Se cuenta que Smith llegó a casarse 33 veces, pero no parece que el escándalo social fuese suficiente para tanto rechazo. Más amenazante era el poder económico de sus integrantes, ricos comerciantes muchos de ellos, y que Smith fuese un activista político que estaba decidido a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos. Murió en 1844 sin conseguirlo. Pero su sucesor, Brigham Young, encontró al menos asentamiento. Comenzó el gran éxodo hacia las Montañas Rocosas.
En un año, los mormones recorrieron 1700 kilómetros en muy duras condiciones. Hasta que llegaron al Lago Salado, en medio del desierto de Utah. Quizá agotado, o quizá movido por alguna revelación, Young dijo: «This is the place», ‘este es el lugar’, y ese es el origen de la capital del que hoy es uno de los Estados más prósperos del país y el hogar de Mitt Romney, que puede conseguir lo que Smith soñó: ser presidente de Estados Unidos.
En qué creen
Los mormones dicen que son cristianos: creen en Jesucristo como Hijo Único de Dios. Pero introducen variantes: Jesús, Dios y el Espíritu Santo no son lo mismo, no existe el pecado original, y la otra vida es muy semejante a esta, como vivir en otra galaxia pero con similares sociedades a las terrenales.
Este resumen grosso modo está, por supuesto, detallado y documentado en sus libros de referencia, que son, además del Antiguo y del Nuevo Testamento, El libro de Mormón y Doctrina y convenios. Este último contiene una selección de las revelaciones dadas al profeta José Smith; mientras que El libro de Mormón es una escritura sagrada semejante a la Biblia y considerado como ‘otro testamento de Jesucristo’, escrito por el profeta Mormón.
Tan importantes como estos libros son para los mormones los árboles genealógicos. Investigan a sus ancestros porque creen poder adherirlos a la Iglesia mediante «el bautismo por los muertos». Incluso pueden casarlos. Puesto que el matrimonio y la familia trascienden a la muerte, los mormones creen que sus antepasados también pueden obtener la bendición de una familia eterna por medio de las ordenanzas vicarias. Es decir, el bautismo también se puede recibir por medio de terceras personas y, si un familiar se bautiza, podrá redimir a sus antepasados muertos.
Para poder identificarlos, la IJSUD envía a países de los cinco continentes especialistas en genealogía para copiar y microfilmar documentos históricos y registros locales en los que figuren los nombres de las personas junto a su fecha de nacimiento, matrimonio y, en su caso, defunción. La consecuencia es que los mormones disponen del mayor registro existente de la humanidad. Tres mil millones de entradas, almacenadas y catalogadas en la Biblioteca Central de Salt Lake City. Datos que, después de varias polémicas sobre seguridad e intimidad, están colgados en Internet a disposición de quien quiere localizar a sus antepasados.
Si Romney llega a la Casa Blanca, será un salto cualitativo para este credo. A sus seguidores españoles les hace ilusión esa posibilidad, pero no quieren que se confunda la política con su religión. Raquel Freire lo resume así: «Me parece bien porque, gracias a él, a lo mejor se conoce mejor nuestra fe y dejan de pensar que es una secta. Pero Romney no es nuestro profeta, no es quien nos dirige. Las decisiones que él tome no vienen de Jesucristo».
Normas y creencias
En los primeros años eran polígamos, pero hace más de cien años que se abandonó esta práctica.
Se bautizan a partir de los ocho años, ya que rechazan la idea de que los niños lleguen al mundo con el pecado original.
Un día a la semana (a poder ser el lunes), al caer el Sol, celebran la llamada ‘noche de hogar’, un tiempo en el que todos los miembros de la familia dejan de lado las demás obligaciones y pasan tiempo juntos conversando y participando en actividades comunes.
Practican la oración familiar diaria y el estudio diario de las Escrituras.
Los domingos celebran la ‘reunión sacramental’, en la que reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo con agua (no pueden beber vino) y pan.
Para los mormones, el matrimonio no es una unión ‘hasta que la muerte los separe’, sino que trasciende a la muerte y es para toda la eternidad. Por eso, cuando una pareja celebra el sellamiento (boda), se compromete también en la otra vida.
A partir de los 19 años ellas y de los 21 ellos son llamados a participar en la Misión, en la ciudad del mundo que les asignen, por un periodo de dos años, para hacer proselitismo. Los misioneros no pueden visitar a sus familias hasta cumplir el periodo estipulado.
En el templo hay que vestir absolutamente de blanco (incluidos los zapatos) por ser el blanco señal de la pureza necesaria para poder acceder al recinto sagrado.
Tienen prohibido el consumo de alcohol y tabaco, así como las bebidas a base de cafeína.
A modo de ofrenda, un día al mes deben realizar ayuno completo.
La forma de vestir tiene que ser sencilla y pudorosa. A las mujeres no se les permite utilizar trajes o camisas de tirantes que dejen los hombros al aire ni enseñar el vientre, ni llevar la falda o el pantalón por encima de la rodilla.
La Iglesia aconseja enérgicamente no recurrir en la fecundación in vitro al semen de otro hombre que no sea el marido o al óvulo de otra mujer que no sea la esposa. Sin embargo, reconoce a los cónyuges como únicos responsables de esta decisión.
Fuente: XL Semanal/InfoRIES