El comandante de la Cruz Roja en Parras de la Fuente, localidad de Coahuila (México) también hace exorcismos. Al menos la madrugada del domingo intentó sacarle el diablo a María de los Ángeles Morales Guel, quien de la nada comenzó a torcer los ojos y hacer ruidos extraños.
Cuando aplica sus conocimientos es serio, todos alrededor abren campo para que vierta agua bendita y rece.
Édgar Omar Pineda Ruiz, anterior subdirector de Policía Municipal, decidió aplicar lo que conoció a través de la oración y en visitas a Saltillo, donde observó un exorcismo que hizo el sacerdote José Luis del Río.
“Para mí fue algo sobrenatural. Jamás había vivido esta situación”, señala.
Y es que María de los Ángeles, de 41 años, enfermera de la corporación, empezó a sentirse mal durante la madrugada. Tuvo que ser sujetada por ocho paramédicos.
“Comenzó a hacer movimientos involuntarios, acciones, facciones. Sus ojos se volteaban. No era una convulsión, nosotros sabemos de esto”.
Así que sacó su medalla de San Benito, la puso en la frente de María de los Ángeles y comenzó a hacer unos rezos de liberación y sanación, disciplina que ha cultivado durante años.
De hecho no entendió lo que la enfermera decía, cometió el error de no preguntar quién era el demonio que la había atacado, porque, dicen, se formaron remolinos de fuego que subían y bajaban.
“De primera me dio miedo, después de todo lo que hicimos volvió en sí. No se acordaba de nada. Sus facciones emitían un temor muy fuerte hacia los demás, gruñía de manera extraña”, señala Pineda Ruiz.
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Parras de la Fuente es un pueblo mágico, lleno de fantasía. Su jefe de Policía es un ser humano con apodo de animal que se agarra a golpes en las calles, pero Édgar Omar Pineda expulsa demonios de la nada a sus 37 años, después de pertenecer 25 años a la Cruz Roja y poco más de un año a la Policía Municipal.
“Tuve un infarto, por eso me salí de la Policía. Me detectaron problemas de cáncer en el esófago hace dos meses, eso acrecentó mi fe”.
Édgar Omar es soltero, cuando tiene tiempo libre visita a sus abuelos. Reza con su familia, en la iglesia.
“Soy muy católico, tradicionalista, creyente del Santísimo. Voy a proclamar la palabra de Dios, trato de estar con Él. Pocos sabían de los rezos de liberación y sanación”.
-¿Qué le pasó a María de los Ángeles?-
“Tenemos que canalizarla al sacerdote para que decida qué hacer. Aquí hay personas que trabajan lo malo, la magia negra. También puede ser un trastorno psicológico”.
Estudió hasta secundaria, en primero entró a la Cruz Roja. Ha leído muchos libros: la biblia.
A través de la novena ha visto y escuchado muchas cosas: “Hay manifestaciones sobrenaturales, ruidos, se quiebran cosas”.
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Fue a las 03:30 de la madrugada cuando María de los Ángeles empezó a manifestarse, Édgar Omar tomó su medalla de San Benito, invitando a todos a rezar.
“No recuerdo, son muchos años los que tengo con ella. Me la dieron en una congregación de la iglesia, la utilizo como protección”.
La medalla de San Benito es usada por exorcistas, alrededor de la cruz se leen iniciales que componen una oración para alejar al demonio.
Después de rezar María de los Ángeles no recordaba nada; el aire que se respiraba estaba contaminado, algo denso. A muchos le dolieron los brazos y cabeza.
“Vomitó espuma, tenía moretones. He visto, he oído cosas, pero nunca como ésta”.
Al atardecer del domingo, un paramédico llegó corriendo. Dijo: “Otra vez”.
Édgar Omar sonrió, hizo una mueca como diciendo “Ni modo”. Tomó la medalla de San Benito, caminó al área de dormitorios de Cruz Roja donde Chago, hijo de la enfermera, lloraba desconsolado al ver que su madre se retorcía en cama sujetada por cuatro personas.
El comandante puso la medalla en su frente, echó agua bendita:
“En nombre de Dios todopoderoso te ordeno que te retires”.
“¡No dejes que me lleve! ¡No dejes que me lleve!”.
-¿A quién le tienes miedo?-
La mujer se calmó. Édgar Omar salió, se persignó en el altar donde también reza a San Judas Tadeo. Fue a la oficina y se quedó pensando qué hacer al día siguiente.
Fuente: vanguardia.com.mx