
La medalla de San Benito (como llevamos muchos años diciendo), es un sacramental católico y tiene efectos protectores muy positivos y privilegios especiales.
No es un amuleto ni un talismán. Y no le va a servir a quien la use o quiera usar de manera mágica, para hacer daño o creyendo que con ella podrán conseguirse caprichos, poder o dinero.
O peor aún: si se llega a profanar este sacramental, utilizándolo en ceremonias y ritos mágicos, esotéricos o de ocultismo, incluyendo el satanismo y la brujería, este hecho puede llevar a la persona que lo realice a su propia perdición, como dijo san Pedro a Simón el Mago: «Quien usa para servir al mal lo que Dios mismo nos dio para defendernos del mal, no puede terminar bien».
Antes bien, insistimos mucho en este punto: el mal uso de este sacramental sagrado puede llevar a una persona a la condenación eterna.
Cierta falsa médium dijo hace un tiempo en un canal televisivo, de forma irresponsable y dejando en evidencia su supina ignorancia en estos temas, que la medalla se podía cargar negativamente para hacer el mal.
Nada más erróneo, nada más falso. La creencia u opinión de que la medalla de San Benito se puede usar para hacer el mal es totalmente infundada y en caso de que alguien intente hacer algún tipo de ritual dañino con ella, los resultados serán negativos o con efectos totalmente opuestos a los pretendidos.