Dios esté

Dios esté en mi cabeza, y en mi entendimiento,
Dios esté en mis ojos y en mi mirada,
Dios esté en mi boca y en mis palabras,
Dios esté en mi lengua y en mi gusto,
Dios esté en mis labios y en mi saludo.

Dios esté en mi nariz y en mi olfato y mi inspiración,
Dios esté en mis oídos y en mi audición,
Dios esté en mi cuello y en mi humildad,
Dios esté en mis hombros y en mi porte,
Dios esté en mi espalda y en mi postura.

Dios esté en mis brazos y en mi dar y recibir,
Dios esté en mis manos y en mi trabajo,
Dios esté en mis piernas y en mi caminar,
Dios esté en mis pies y en mi firme conexión,
Dios esté en mis articulaciones y en mis relaciones.

Dios esté en mis entrañas y en mis sentimientos,
Dios esté en mis intestinos y en mi perdonar,
Dios esté en mi talle y en mis movimientos,
Dios esté en mis pulmones y en mi respiración,
Dios esté en mi corazón y en mis afectos.

Dios esté en mi piel y en mi tacto y mis caricias,
Dios esté en mi carne y en mis penas y suspiros,
Dios esté en mi sangre y en mi vivir,
Dios esté en mis huesos y en mi morir,
Dios esté en mi final y en mi revivir.

(Oración tradicional del reverendo Jim Cotter, de su libro Prayer at Night)

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