El sueño forma parte del descanso. En gran medida es cierto. Científicamente sólo se conoce el estado del cuerpo pero no el del espíritu, que marcha a las regiones del astral a las que pertenece para reencontrarse con sus seres queridos, olvidando toda la experiencia una vez retorna al cuerpo. Nos ocurre un fenómeno parecido al de la reencarnación, pero diariamente. Por eso se puede decir que cada noche morimos un rato.
El lazo que nos une al cuerpo es conocido como cordón de plata y es de color dorado; ahí se encuentra el fluido vital que une el cuerpo físico con el espíritu, cualquiera que haya realizado un viaje astral podrá dar fe de ello. Esta cadena se rompe cuando desencarnamos y, dependiendo de la moral del espíritu, tardará mayor o menor tiempo en romperse definitivamente.
La función reparadora que tiene dormir viene acompañada por un viaje al plano astral del cual pocos tienen conocimiento. Apenas recordamos lo que hemos vivido mientras dormimos, recuerdo que está acompañado con imágenes del día a día que van quedando registradas en nuestro subconsciente. Aprender a descubrir lo que significan los sueños es muy difícil, debido a la mezcla de imágenes entre la verdadera experiencia y lo vivido en el mundo onírico.
Tenemos muchas tareas que realizar en el mundo astral, tan importantes incluso como las que realizamos en el plano físico.
En ese mundo o plano paralelo al nuestro, ayudamos con consejos (a través del pensamiento) a seres queridos que se encuentran encarnados como nosotros, escuchamos los consejos de los guías espirituales que nos acompañan, planificamos parte de las experiencias que vamos a vivir en nuestro mundo físico, nos relacionamos con seres queridos que ya desencarnaron… Incluso podemos encontrar la inspiración de un proyecto que tengamos y muchas cosas más.
Durante el sueño podemos recibir información sobre el futuro que difícilmente retendremos al despertar, pero suceden casos en los que es tan intenso el recuerdo, que podemos estar seguros de que lo que soñamos ocurrirá. Éstos son los conocidos como “sueños premonitorios”, clara muestra de que nuestras capacidades extrasensoriales están receptivas, como ocurre en el mundo espiritual.
Aquellas personas que tienen a menudo este tipo de sueños, señalan que existe una serie de características que diferencia éstos de los demás:
1) Los sueños son muy realistas. 2) Representan una vivencia muy fuerte. 3) Las personas sienten que lo soñado se realizará. 4) Se despiertan con ganas de contarlos.