Las paredes del despacho del padre Juan José Gallego, de la orden de los Dominicos, están repletas de libros y son testigos mudos de las expulsiones de demonios. Porque este sacerdote de apariencia calma y voz profunda es el único exorcista de la Diócesis de Barcelona (España). Sobre su mesa se amontonan los papeles. Destacan una estola, un crucifijo, una jarra de agua bendita y las tapas rojas del libro Ritual de exorcismos.
-¿Cómo llega al cargo?
-Mi antecesor como prior ya los hacía. El cardenal, al tomar yo el cargo, me propuso continuar. Al final lo acepté.
– ¿No le daba miedo?
-Al principio tenía un miedo atroz. Miraba hacia atrás y veía demonios por todas partes. Hasta que un día hice una reflexión: “Soy sacerdote y tengo que hacer cosas que tampoco veo, como la eucaristía, la misa… Y las realizo por mandato de la Iglesia. Esto es algo parecido”. Desde entonces, cambió el panorama. Alguna vez he tenido algo de miedo, pero en casos muy puntuales.
-¿Qué es un exorcismo?
-Una oración pública de la Iglesia con autoridad en nombre de Jesucristo.
-Para expulsar al demonio, además de un acto de fe.
-Si tú no admites la existencia de Jesucristo o la existencia de un demonio o que pueda haberlo, sobra todo lo demás.
-¿Cómo practica un exorcismo?
-Con las oraciones del libro Ritual de exorcismos, agua bendita y un crucifijo.
-¿Los hace en su despacho?
-Si no hay peligro de violencia, sí, los hago aquí mismo.
-¿Dice violencia?
-Hay gente que puede tener convulsiones. En los casos que creo que puede haberlas, los realizamos en la capilla.
-¿Por qué lo hace?
-Por dinero no, porque no cobro. Lo hago para ayudar a la gente. Una de las satisfacciones más grandes que he tenido como sacerdote es tratar a muchas personas. Gente que sufre, lo pasan mal, ellas y sus familias. Que luego vengan y te digan que están mejor, es bonito.
-¿Cuántos exorcismos realiza?
-Depende. Un día puedo hacer cuatro y otro, menos.
-¿Va a más?
-Sí. Hay muchos problemas. Faltan valores en la sociedad.
-¿Qué tipo de personas acuden a su despacho?
-De todo. Gente con estudios, sin ellos, de todas las edades… Y más mujeres que hombres, aunque también los hay.
-¿Una persona puede creer que está poseída y, en realidad, no estarlo?
-La certeza total no se tiene nunca. Hay indicios que me dicen que parece que sí. Lo cierto es que el 95% de las personas que acuden a mí creen que lo están.
-¿Cuáles son los síntomas de los poseídos?
-Adivinan cosas, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza fuera de lo normal, se sienten fuera de sí…
-¿Es cierto lo que se ve en películas como El exorcista?
-Sí, aunque se exagera bastante. Una vecina de Astorga, al poco de empezar como exorcista, me dijo: “Ve con cuidado, que el demonio mató al sacerdote de la película”. Pero no fue así. Aquel hombre estaba desesperado. (Sonríe).
Fuente: 20minutos.es