Brujas bebedoras de sangre, ¿influencia romana o pensamiento mágico?
La “Guaxa” asturiana y las brujas en la mitología romana:
La Guaxa en Asturias aparece citada por primera vez por Rogelio Jove y Bravo Mitos y Supersticiones de Asturias (1.897) como una mujer muy delgada, enjuta y fea que entra por las cerraduras de las puertas para desangrar a los niños o a las mujeres jóvenes que duermen valiéndose de su único y afilado diente. Cuando alguien desaparece o se consume lentamente se decía Paez que lu tragó la Guaxa o Violu la Guaxa.
Los eruditos se complacían en buscar sus orígenes en los vampiros de las leyendas del Norte, la lamia griega o ciertos elfos que acostumbraban a saciar su sed de sangre chupando los dedos de los niños para que no creciesen.
Aurelio Llano anotaba en El libro de Caravia (1.919) que se trataba de una lechuza o del cárabo que en algunas partes se llamaba así y que servía de coco infantil.
Ramón Baragaño en su Mitología y Brujería en Asturias se suma a la tesis de Aurelio de Llano, identificando a la Guaxa con un ave nocturna.
Pero el asunto no está zanjado ni mucho menos. Existen numerosas historias de Bruxes (brujas, en Asturiano) que se alimentan de sangre. Por ejemplo en 1.480 sabemos de pleitos y acusaciones en la Real Cancillería de Valladolid contra Teresa Prieta vecina de Xove (Gijón) por ejercer el oficio de Estriga (bruja) para entrar en casa ajenas y chupar la sangre mayormente a las criaturas.
Por otra parte, cuando se pregunta en los pueblos del centro de Asturias (Gijón, Siero, Villaviciosa ) por la Guaxa la respuesta no es unánime, es como un ave nocturna, una especie de coco o una bruxa (Les Melendres, San Andrés de Los Escalones Gijón, por ejemplo). Sucede algo similar al preguntar por La Carpia (en Vibuli, Ponga) es identificada como una lechuza o como una bruja. Y es que Bruxes (brujas) y curuxes (lechuzas) siempre estuvieron asociadas en la imaginación popular europea. En el año 43 antes de nuestra era, el romano Ovidio decía que las Strix eran una aves nocturnas de plumas blancas, cabeza grande, ojos muy fijos y uñas y pico como anzuelos destinados a abrir las arterias de los niños que dormían en las cunas para poder chupar su sangre, dice que nombre es vampiro o Striges y que su grito nocturno pone los pelos de punta. La descripción de Ovidio no puede ser más gráfica. Continúa emparentándolas con Las Arpías, otros seres mostruosos mitad pájaro y mitad mujer (al igual que las sirenas del mundo griego). Horacio y Propercio también hablan de las Strix agregándoles un rostro femenino y manos con forma de garras. Curiosamente al vampiro femenino, en Rumanía se le denomina Strigoica y en Italia las que chupan la sangre son las Brujas, las estrigas.
Apuleyo, en el siglo III incluye en La Metamorfosis de Lucio el episodio en que Pánfila untándose el cuerpo con ungüentos mágicos se transforma en ave nocturna para iniciar sus correrías como bruja. Para concluir podríamos resumir que la Guaxa asturiana a pesar de la erudición vertida sobre ella podría ser interpretada como la manifestación habitual de una Bruxa o Estriga.
En la vecina Cantabria, Manuel Llano incluye como mito a La Guajona, una vieja seca y arrugada con un solo diente afilado que comparte con la Guaxa asturiana y la Xuxona gallega su misma afición por la sangre de personas jóvenes.
Así pues, por la actual distribución del mito de las brujas bebedoras de sangre y por su presencia ya desde las fuentes romanas, hemos de atribuirle al mito un origen griego o romano, que con el tiempo se expandió a otras provincias del Imperio. A este respecto resulta un tanto curioso su arraigo en el norte peninsular, dado que ésta zona se encontró muy poco romanizada y se cree que los mitos y supersticiones que actualmente perviven en ella provienen de una época anterior a la romana, pues casi siempre tienen consonancias celtas o germánicas, pero este no parece ser el caso del mito de la bruja bebedora de sangre; puede que haya sido llevado a la zona por los romanos o bien que en la Edad Media halla llegado del sur, ya que al parecer siempre tuvo cierta presencia en toda la Península, sobretodo en el ambiente rural.
Brujas bebedoras de sangre entre los indígenas de México
Actualmente en México también existe prácticamente el mismo mito, la tradición oral habla de brujas que chupan la sangre, es muy común escuchar la expresión “parece que se lo chupó la bruja” cuando una persona se desmejora repentinamente o deja de saberse de ella, también cuando algo sale mal es común decir “ya nos chupó la bruja”. Aquí la acción de la bruja se manifiesta cuando a una persona le aparecen moretones en el cuerpo o algún niño no crece debidamente, entonces se dice que la bruja está entrando por la noche a casa de la persona y le está chupando la sangre. Como ya dije, la creencia se encuentra muy generalizada y casi cualquier persona ha escuchado esa leyenda, aunque menos son las personas que la consideran una realidad.
Lo más lógico sería pensar que fue traída por los españoles, pero lo más curioso es que al parecer ya existía entre los indios desde antes de la conquista, especialmente entre zapotecos, mixtecos y mayas, y actualmente son ellos los que mantienen más viva esta creencia. En la tradición indígena se dice que la mujer interesada en convertirse en bruja debe pactar con los “Dueños de las Cuevas” (dioses prehispánicos dueños de las montañas, el bosque y los animales) para lo cual debe ir a una cueva consagrada a su culto y sacrificar allí una gallina negra para posteriormente solicitar que le sean conferidos los poderes de una bruja, generalmente este “poder” es la capacidad de desprender la cabeza de su cuerpo, la cual se levantará por la noche, mientras el cuerpo duerme, para ir rodando a las casas de las personas a las cuales desea hacerles mal, para chupar su sangre o soplarles el “mal aire”; en algunas historias la cabeza no va rodando como tal sino que se convierte en algún animal, frecuentemente en una lechuza, siempre antes del amanecer la cabeza vuelve a la casa y se une de nuevo a su cuerpo. En casi todas las historias la bruja está casada, su marido termina descubriendo que es una bruja al ver como se desprende su cabeza y entonces esparce sal en su cuello para asegurarse de que la cabeza no podrá unirse de nuevo a este y así la bruja morirá; en algunas versiones de la historia es la piel lo que se desprende la bruja, entonces su marido unta sal en la piel que la bruja deja en casa y al día siguiente le es imposible ponérsela de nuevo. El mito es presumiblemente prehispánico; en la zona arqueológica de Dainzú, de la cultura zapoteca, así como en algunos sitios mayas se encuentran piedras grabadas con la imagen de jugadores de pelota decapitados que en una mano portan su propia cabeza, la tradición oral de los indios dice que los brujos y brujas eran muy aficionados a este juego sagrado por lo que se desprendían la cabezas y las colocaban en las gradas para que pudiesen contemplar el partido que mientras tanto realizaban sus propios cuerpos; además debían hacer esto porque la pelota indígena era de hule macizo y un golpe en la cabeza resultaba muy peligroso, los problemas surgían al día siguiente, cuando los brujos tomaban la cabeza equivocada y no podían cambiarla hasta el siguiente partido.
Dicho mito podría ser actualmente de carácter híbrido, entre la creencia traída de ultramar de la bruja bebedora de sangre y la creencia autóctona de la bruja que desprende su cabeza; pero por el arraigo que tiene entre la población, algunos investigadores plantean la hipótesis de que la bruja bebedora de sangre de Europa y la de América se hayan originado cada una individualmente en la mente de los hombres primitivos que manejaban el pensamiento mágico y no el pensamiento lógico, es decir, que buscaban una explicación sobrenatural para los hechos cotidianos y que por ello tendrían semejantes patrones de pensamiento, ésta hipótesis me resulta bastante interesante.